Yo propongo que para mejorar un poco nuestra forma de comunicarnos, e incluso para mejorar un poco
la deteriorada relación de los hombres con las ciudades, en la reseña de todo hombre (no necesariamente fallecido)
se haga constar la fecha en la que uno cambia de ciudad, es decir, la fecha
en la que aparece o «nace» en una nueva ciudad.
Voy a usarme a mí mismo como ejemplo, perdonen otra vez la personalización: Juan Diez del Corral, Madrid 1953,
Santoña 1963, Logroño 1968, Barcelona 1970, Bilbao 1978, Logroño 1983, y hasta hoy.
El dato de la ciudadanía de un hombre es un dato importantísimo, y no sólo para conocer al hombre
sino para conocer la ciudad. Un día, paseando en Viena por el Grinzing
encontré una placa en una casa que decía que allí había vivido Einstein
-nacido en Ulm (Alemania) 1879, y fallecido en Princeton (USA) 1955-, entre 1927 y 1931.
El ya inmenso patrimonio humano de la capital austriaca aumentó un poco más para mí
con ese dato encontrado casualmente.
Y a la puerta de aquella casa pude imaginar (casi ver) entrando y saliendo al gran sabio,
bien a comprar el pan o a darse un paseíto.
Por aquellas fechas tendría Einstein entre 48 y 52 años.
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LHDjuandiezdelcorral es un diario de arquitectura y alguna que otra cosilla más.
Como dicen los ingleses, este título es «self-explaining»…
GUIA DE ARQUITECTURA DE LOGROÑO
… estas viviendas tenían que haberse destinado a gentes sin iniciativa propia, por ejemplo a funcionarios o sindicatos.
A gentes domesticadas y sin imaginación y un pelín leídos, para que encima presumiesen ante sus amistades de vivir en el edificio de un arquitecto
por el que, según se dijo en aquella entrevista, se habían interesado muchas revistas internacionales.
Brigadas de otros funcionarios arreglarían cada año los naturales desperfectos y repintarían las fachadas, y todo estaría siempre como el primer día.
O no, aún mejor, tendrían que haber sido destinadas a arquitectos:
para que aprendiesen la arquitectura del maestro “in situ”, sin moverse de casa.
Para que respirasen la Arquitectura desde la misma hora en que se levantan.
Pero no para personas que aún tienen imaginación, creatividad y energías propias,
porque lo único que puede ocurrir y ha ocurrido es que se encierren ante el televisor,
y de las heridas de su creatividad castrada supuren basuras y más basuras al particular patio del glorioso arquitecto.
Cascotes y chascarrillos : álbum de edificios que hacen daño a la vista, a la razón, a la ciudad, o a todos juntos,
y en especial a la arquitectura entendida como disciplina geométrica, racionalidad constructiva, orden, contextualización y urbanidad.
En Diciembre del 2008 recibí un mail de Carmen Diez del Corral de la Encarnación,
contándome que había dado conmigo en internet por casualidad y preguntándome si éramos parientes y en qué grado.
Le respondí con los datos que obraban en mi poder desde que en 1987 mi padre y yo hiciéramos un librito-guía sobre los Diez del Corral
con motivo del homenaje a la tía Lola Diez del Corral López Montenegro por su cien cumpleaños,
y pensé de inmediato lo fácil que sería trasladar aquellos datos a una web-blog como las que facilita gratuitamente «Blogspot»,
– además de lo sencillo que es en una plataforma así añadir y corregir datos o incluso colocar fotografías
para consulta de todos los Diez del Corral que pudieran interesarse por su apellido.
Juan Diez del Corral escribe sobre las nuevas viviendas sociales de Vallecas
Inauguro este blog de Edificios LHD con este Instituto de Enseñanza Media construido en una pequeña ciudad española,
(mucho más pequeña aún cuando se hizo), que por su escala y dignidad demuestra que hubo un tiempo en que una pequeña capital de provincias
veía natural hacer un gran esfuerzo económico con los medios arquitectónicos a su alcance
en pro de la enseñanza media de sus ciudadanos y del empaque de la propia ciudad.
LHD es la sigla de «ladrillo hueco doble»…
Un blog dedicado inicialmente a política y periodismo, pero al que luego se le pusieron
cohetes de propulsión Spypnic de la conocida casa rusa y derivó a temas de lo más variopinto.
Pensado (poco), escrito y editado por juandiezdelcorral.
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Citas de sus artículos
Una teoría de la vejez
Incapaz de proponer por mi parte soluciones arquitectónicas a los problemas así planteados, y escéptico ante las soluciones que pueda aportar la cultura arquitectónica de mi tiempo (una cultura cuyos rasgos más definitorios son la abstracción de formas, la ausencia de símbolos y la negación de la decoración), yo creo que lo más pertinente es redefinir el problema en su origen, esto es, hacer alguna aportación a la teoría de la vejez en nuestro tiempo y sobre todo atacar a ese brusco corte de los 65 años que todo el mundo acepta como si de una imposición divina se tratara.
En mi esquema de la vida humana, un esquema sencillísimo que he buscado sin éxito por diversos autores y obras a ver si ya lo habían propuesto, sólo hay tres etapas claramente diferenciadas: una es la anterior a la crianza, otra es la relativa a la crianza y la tercera es la etapa posterior a la crianza; es decir, me parece que la crianza o reproducción de la especie es el acto central de la vida del hombre, y que proponer otros centros como la vida laboral o las cifras de unas edades determinadas, es sin duda mucho más artificial y enajenante. Como artificial y enajenante es la institución familiar prolongada más allá de la crianza con fines tan dispares como santificar el sexo para Dios o garantizar una cierta asistencia social en la vejez. El periodo que va desde que nos dejamos seducir por una hembra o un macho para iniciar la reproducción hasta el momento en que esos hijos creados por nosotros se van de nuestro lado por cansancio, por edad o porque se han visto seducidos a su vez por una nueva hembra o macho, constituye el núcleo de la vida de los seres humanos. Antes de él, uno está vinculado a sus progenitores, durante ese periodo está vinculado a su pareja y a los hijos; y luego…, luego…, bueno, esa es la pregunta sin respuesta. Nadie ha sido capaz o nadie que yo sepa ha querido definir e institucionalizar, con un rito incluso, ese momento en que la crianza se acaba y el grupo familiar se disuelve. Aún a sabiendas de que la familia carece de sentido porque ya no existe seducción alguna entre los miembros de la pareja, y porque los hijos no nos necesitan para nada, los hombres y mujeres de nuestro tiempo (o de casi todos los tiempos) viven con la ilusión de que el grupo familiar que se formó para la crianza es indefinido y que, como tal, constituye una aceptable salvaguarda contra la soledad. Acabada la crianza, -completo así la definición de mi sencillo esquema vital- los seres humanos ingresamos en la vejez, naciendo como verdaderos individuos aislados y diferenciados. Y ese renacimiento precisa, a mi juicio, de una definición y un rito; precisa, por supuesto, de una nueva arquitectura en la ciudad.
En las distintas épocas de la historia, esas personas que han acabado la crianza, esos «viejos» así definidos, se han dedicado con frecuencia a los asuntos públicos, a los negocios, al pensamiento o al retiro. La soledad (esa soledad que tendrá expresión definitiva en la muerte) se constituye en la clave de su existencia y tiene dos expresiones antagónicas: bien la aceptación, mediante el retiro de lo urbano (a un monasterio, al campo, -ahora al turismo anónimo y masivo); o bien la negación, mediante el estrechamiento de los lazos urbanos. Los viejos son los que verdaderamente optan por la ciudad o por su aniquilación, porque los otros, los que están ocupados con la crianza, siempre antepondrán los problemas de su núcleo biológico a los problemas urbanos. Si el genuino ciudadano moderno construido con Carta tras Carta de Derechos ha llegado a ser un individuo perfectamente aislado e identificado como unidad, ese individuo es sin lugar a dudas el «viejo» una vez desvinculado del proceso de crianza. (De lo contrario podríamos seguir dando por buena aquella organización pseudodemocrática que Franco estableció en sus Cortes con el llamado tercio familiar: o los ciudadanos son parte de una familia, -o de un sindicato, o del partido único- o no son ciudadanos sino seres fuera de la política, fuera de la ciudad; seres marginales.)
Lo público y lo privado
Todas estas intervenciones no son sino fruto de esa funesta idea que los políticos democráticos tratan de extender sin cesar y con evidente éxito, de que lo público es la suma o yuxtaposición de lo individual, que lo público es la estadística y el resultado del recuento de los votos. Lo público, sigue diciendo esa idea, son las mayorías, el respeto a las minorías, las consultas a las asociaciones, los trapicheos (negociaciones les llaman) en los despachos del Ayuntamiento y finalmente la inauguración oficial, en la que el político, a los sones de la Banda Municipal, brilla con una luz que espera que alcance a las siguientes elecciones.
Pues bien, hay que decir con la mayor claridad y contundencia posible para contrarrestar la falsedad de esa idea, que lo público no es de ningún modo la suma de los intereses individuales de los individuos, pues de ese modo, el individuo es tratado como masa, como ganado, como número, y porque entonces lo público se reduce a sumar, a consultar a los “técnicos” que saben sumar, a atender sólo a los más vociferantes y pesados, o como dice Dorado con una ingenuidad prehegeliana, a buscar el equilibrio entre los egoísmos contrapuestos.
Lo público, por el contrario, es simple y llanamente la cualidad de los hombres que se opone a la individuación, la posibilidad por la cual los hombres son capaces de trascenderse sobre sí mismos abandonando su condición de borregos.
De la muerte de los edificios
A semejanza de sus hacedores, los edificios nacen, viven, envejecen y mueren. Pero la vida de los edificios, a diferencia de la vida de quienes los hacen, los usan, o los destruyen, es por lo general (o era) bastante más larga. Si la vida media de los hombres está entre los 50 y los 90 años, la de los edificios, por poner una cifras orientativas, podría situarse entre los 100 y los 500 años.
En los tiempos en que las aspiraciones humanas de eternidad estaban administradas única y exclusivamente por las religiones y sus iglesias, la diferencia del ciclo vital entre los hombres y los edificios no parecía tener gran relevancia. Era un conocimiento similar al de que la vida de los perros es más corta, y la de las tortugas, mucho más larga.
De la muerte de los edificios…
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Libros
Portada (pendiente)
El retablo de Ambasaguas: polémicas, cartas y artículos, 1983-2000
Colegio Oficial de Arquitectos de La Rioja, 2000. ISBN 84-89243-08-5
Ciertas cuitas sobre la ciudad incierta
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Manual de crítica de la arquitectura
Biblioteca Nueva, ISBN: 8497424050. ISBN-13: 9788497424059
Ante el daño que a la crítica hacen quienes la usan como publicidad de productos y personas,
o como juicio sumario que encumbra al crítico sobre el creador, en este Manual
(título inspirado en el heideggeriano «lo a la mano») se propone una crítica como poética, es decir,
como búsqueda de palabras que establezcan con la obra y el autor de arquitectura ese diálogo inherente
a todo proceso de creación y providencia.
Tras un repaso de los géneros crítico y teórico, y de los principios que alientan la creación, este volumen propone
un alfabeto elemental de la imagen y un vocabulario básico, para adentrarse finalmente en los asuntos
de la composición, moda o estilo, a la luz de la bibliografía más influyente del último cuarto del siglo pasado.
Asimismo, vertebra el libro una crítica (o diálogo, o poética) de las dos obras más interesantes que,
a juicio del autor, se hayan escrito sobre arquitectura en las últimas décadas:
«El Modo Intemporal de Construir» y «Un Lenguaje de Patrones», de Christopher Alexander.
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Guía de arquitectura de Logroño
La ciudad de calles y casas
Ayuntamiento de Logroño, ISBN 978-84-934402-1-3
Almacén de datos, libro o guía
Al proponerme investigar y ofrecer los datos básicos de cada edificio de Logroño -localización, edificio anterior (si lo hubiera),
fecha de construcción, función del edificio, arquitecto, promotor, vicisitudes, documentación, publicaciones existentes
sobre el mismo, y algún pequeño comentario propio si acaso-, el trabajo fue oscilando entre ser un enorme almacén de datos
o un recorrido personal por todos ellos. Compaginar ambas cosas y ofrecer un material bien organizado y maquetado para uso
de quien quiera conocer Logroño a fondo es una tarea imposible, o más bien, abierta y azarosa. En definitiva, este libro no tiene
ni el rigor de un buen archivo de datos ni la frescura de un libro de autor; pero por lo menos puede ser una buena «guía»,
tal y como había sido propuesta inicialmente, pues su objetivo fundamental no es otro que acercar al lector a las calles
para contemplar, comparar y analizar todo tipo de edificios que configuran esta ciudad.
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Enlaces
Archipiélago – Cuadernos de Crítica de la Cultura
Ficha bibliográfica en Dialnet
Una editorial con menos proyección que un cinexín pero con muchas más luces :
pepitas de calabaza – www.pepitas.net
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Estaciones
Las verdaderas fotos del lugar Atocha
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Fotografías
Locomotoras en el centro de Reno, Nevada
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Juan Manuel Grijalvo
Qué bonito será Madrid cuando lo terminen…
Unas horas en Logroño
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Arquitectura y urbanismo…
Artículos ajenos…
Logroño…
Movilidad…
Movilidad – Logroño…
Sospechosos habituales…