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Cuando visité Aranjuez,

hace ya tiempo,

me llevé tres sorpresas.

La primera fue que,

durante la primera noche

en el camping donde pernocté,

un gato noctámbulo

aprovechó las tinieblas

para asaltar la bolsa de comida

que había dejado fuera

de la tienda de campaña

y se dio un festín de queso

y embutidos a mi costa

¡y sin dejar propina!

La segunda, asombrarme

de que el Palacio Real local

poco o nada tenía que envidiar

en belleza y espectacularidad

a los de Madrid y Versalles,

salvo en tamaño.

Y la tercera,

verdadero descubrimiento,

tiene nombre propio,

también vinculado a la monarquía:

el Museo de Falúas Reales.

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http://viajeroincidental.blogspot.com/

2021/04/

el-museo-de-faluas-de-aranjuez

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