El 21 de Agosto de 2016

apareció en la bitácora

del profesor Ramón Cotarelo

un texto titulado

«En defensa de los conductores»

que me ha interesado mucho.

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Lo cito en su integridad.

He intercalado

unas glosas mías

entre sus párrafos,

con una peculiaridad:

me he permitido invertir el orden,

de manera que empiezo por el final.

Voilà…

Palinuro está de acuerdo, por supuesto, en que son necesarias políticas municipales medioambientales y que es preciso poner coto a la invasión automovilista. Pero no por el procedimiento fácil, demagógico e injusto de cargar todas las culpas sobre los conductores a los que se pretende expulsar de las ciudades al tiempo que se les siguen cobrando los impuestos de circulación. Y ello para que los taxistas, los ciclistas (que, por cierto, no suelen respetar las reglas de tráfico) y otros privilegiados (por ejemplo, los repartidores de géneros en comercios o bares, que interrumpen sistemáticamente la circulación) puedan seguir disfrutándolos sin pagar.

>>> Estas son las tesis que Palinuro da por demostradas al final de su artículo.

Ya veremos si los argumentos que aduce llegan a fundamentar sus conclusiones.

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Aquí iban una introducción y un glosario.

Están en esta página:

Día sin coches – 2016

Enlace

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Tras la preceptiva excursión por los cerros de Úbeda,

que es una de las especialidades de la casa,

ya podemos retomar el hilo de Palinuro.

Volvamos al principio, es decir, al final.

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> Palinuro está de acuerdo, por supuesto, en que son necesarias políticas municipales

>>> en Madrid, por ejemplo…

> medioambientales

>>> … sobre la contaminación del aire que respiran los madrileños.

> y que es preciso poner coto a la invasión automovilista.

<<< Muy bien, pero… ¿por qué siempre hay un «pero»?

> Pero no por el procedimiento fácil, demagógico e injusto de cargar todas las culpas sobre los conductores a los que se pretende expulsar de las ciudades al tiempo que se les siguen cobrando los impuestos de circulación.

>>> Esos impuestos no cubren los costes que genera la circulación de automóviles.

> Y ello para que los taxistas, los ciclistas (que, por cierto, no suelen respetar las reglas de tráfico) y otros privilegiados

>>> ¿Cuál es el alcance exacto de estos privilegios?

> (por ejemplo, los repartidores de géneros en comercios o bares, que interrumpen sistemáticamente la circulación)

>>> Al parecer, el objetivo de la maniobra no es repartir géneros en comercios o bares: el verdadero objetivo es circular.

> puedan seguir disfrutándolos sin pagar.

>>> ¿Sin pagar?

> Tomen el último ejemplo: una empresa privada de alquiler de bicicletas convence al Ayuntamiento madrileño de lo progre y ecológico que es fomentar el uso de esos aparatos.

>>> Estos tristes tiempos en los que hay que luchar por lo que es evidente…

> Dicho y hecho: se reservan unos espacios (que se restan a las escasas y muy caras plazas de estacionamiento de los automovilistas) para las bicis y, por supuesto, se permite que los ciudadanos las usen sin el preceptivo casco ya que ello haría mermar los beneficios de la empresa.

>>> Aquí Palinuro nos habla de los automovilistas. Al parecer, usa el término como sinónimo de «conductores».

> Si usted va pedaleando por su pueblo sin casco, le puede caer una multa; si va usted sin casco por Madrid no le cae nada porque el Ayuntamiento de Madrid, muy ecológico y progre, está al servicio de las empresas privadas y no de los ciudadanos, especialmente si son conductores.

>>> Ciclistas versus automovilistas… es decir, versus conductores.

> Privilegios que tenemos que pagar los conductores, el sector estigmatizado por excelencia.

>>> Sectores estigmatizados: automovilistas, catalanes, fumadores, peperos, rojos, taurófilos, vascos… La culpa es de los ciclistas y de los judíos.

> 4.- Y no solo por exclusión, sino también por un sistema de privilegios para unos cuantos y un trato injusto para los conductores ordinarios.

>>> Si los «conductores ordinarios» son los automovilistas al volante de su vehículo particular, es necesario definir cuáles son esos «privilegios para unos cuantos».

> El ejemplo más sangrante es el del gremio del taxi: entre otros injustificables privilegios a costa del contribuyente, los taxistas circulan por las vías reservadas a los servicios públicos y tienen zonas de estacionamiento prohibidas a los conductores normales.

>>> Vaya, los conductores normales… ¿Los taxistas son anormales?

> O sea, prohibidas a quienes pagamos los impuestos para conservar esos privilegios para que los disfruten quienes no los pagan.

>>> Que yo sepa, los taxistas pagan unas licencias municipales que son tirando a onerosas. Por ejemplo:

«Para establecer aproximadamente cuánto cuesta una licencia de taxi en Madrid en la actualidad, hemos visitado algunas páginas de anuncios clasificados que ofrecen precios de venta de licencias. En esa búsqueda, nos hemos encontrado licencias desde los 145.000 euros hasta los 170.000 euros».

> Suele decirse que el del taxi es un servicio público, pero eso no es verdad: es un servicio público de empleo singular, privado y costoso.

>>> Es un transporte público de uso sucesivo. Usar autobuses de cuarenta plazas para todos los viajes a todas las horas del día o de la noche no es forzosamente más «ecológico» que usar taxis de cuatro plazas.

> Solo es público de nombre, pero no de contenido.

>>> Los notarios y los registradores de la propiedad son funcionarios públicos, aunque sus emolumentos se fijen mediante un arancel.

> Suele decirse, asimismo, que los taxistas necesitan los privilegios citados porque el taxi es su trabajo.

>>> Procede definir «trabajo». Tengo por ahí una «definición operativa» que hice en otro contexto…

> Pero es que esa es la circunstancia de más del 70% de los coches que circulan por nuestras ciudades: trabajo.

>>> ¿De dónde sale esta bonita y redonda cifra?

> Los coches se usan para ir al trabajo y volver de él,

>>> esos movimientos pendulares cotidianos – derivados del «derecho» a dormir a cuarenta kilómetros de la oficina – jamás deberían hacerse en automóvil privado.

> para hacer gestiones, chapuzas, encargos.

>>> Sí, en grandes centros comerciales situados junto a la M-50.

> Casi siempre que vamos en coche por las ciudades, estamos trabajando.

>>> Estamos haciendo de chófer de nosotros mismos. La carga útil es nuestro propio cuerpo. Cuyo valor económico es lo que se llamaba antes «fuerza de trabajo». El chófer de un político «trabaja», mientras el político lee el periódico, digo, mientras se forma, se informa, se ilustra y se instruye. Mientras invierte su fuerza de trabajo en leer el «Marca», por ejemplo.

> Ni más ni menos que los taxistas.

>>> Ellos transportan los cuerpos de los demás, es decir, su fuerza de trabajo. En Madrid mueven a los forasteros. ¿En Madrid somos todos forasteros?

> Lo que los conductores no tenemos es un lobby, una asociación, un grupo de interés para presionar a las autoridades, amenazarlas con huelgas, etc., para lograr los privilegios.

>>> Los automovilistas son gente fina, y por eso no tienen un vulgar lobby, como esos vulgares constructores que se dedican a corromper a políticos todavía más vulgares. Los automovilistas tienen un club. Es el Real Automóvil Club de España, el RACE. Y no necesitan ningún lobby, porque los fabricantes de vehículos y las constructoras del Ibex ya se encargan de todo.

> 3.- En buena medida, las haciendas locales se nutren del impuesto de circulación de vehículos que todos los conductores pagamos religiosamente.

>>> Esto va a ser uno de tantos dogmas de la religión de las infraestructuras, cuyo profeta es Florentino. Todos los automovilistas son caballeros adinerados y contribuyentes modélicos. En cambio, los peatones son proletarios, pobres y, por lo mismo, morosos.

> Sin embargo, los ayuntamientos prosiguen su política de excluir la circulación

>>> de automóviles privados

> de superficies urbanas cada vez más extensas.

>>> Corolario: el ayuntamiento de Madrid debe prohibir e impedir efectivamente la circulación de peatones por la calle Preciados, para que los automovilistas puedan venir a comprar lo que les apetezca en los grandes almacenes del centro, entrando en coche hasta un aparcamiento de diez plantas en la Puerta del Sol.

> Es decir, se nos obliga a pagar por un bien

>>> público, la vía pública,

> pero se nos impide acceder a él.

>>> a bordo de automóviles particulares que cubren nueve metros cuadrados de superficie urbana cada uno cuando se estacionan, y muchos más cuando circulan.

> En la medida en que los ayuntamientos eliminen la circulación automovilística de las ciudades

>>> Mientras se pueda llegar a la Puerta del Sol en coche no se podrá decir que el ayuntamiento de Madrid ha eliminado la circulación automovilística.

> debieran dejar de cobrar el impuesto de circulación.

>>> Ese impuesto no grava la circulación, grava la tenencia de vehículos de tracción mecánica. Se devenga exactamente igual si no se sacan nunca a la calle. El coche no es un medio de transporte. Es un signo externo de riqueza: eres lo que conduces. O lo que tienes en la cochera.

> 2.- La industria automovilística es uno de los sectores que más aporta al PIB.

>>> Eso es otro de tantos artículos de fe del credo carreteril del Pepesoe. Haga usted bien las cuentas del transporte, todas las cuentas, y verá que el estúpido modelo de movilidad al uso implica la ruina del país.

> El porcentaje de población activa directa o indirectamente dependiente de ella es enorme.

>>> Eso no es una razón para mantenerla. En nuestro referente para el futuro -los Estados Unidos- ya han ocurrido varias cosas con las industrias del alcohol y del tabaco. Ahora tal vez les llegue el turno a los fabricantes de pistolas y rifles. Los automóviles… eso es más difícil. La imprescindible reconversión ecológica la harán los bichos que nos sucedan como especie dominante del planeta. Aún no sé cuáles serán.

> Todo el modelo está basado en la publicidad de los automóviles,

>>> id est, en las mentiras interesadas que difunde la propaganda de fabricantes y mercaderes.

> de forma que esta consiste en fomentar en la gente el consumo de un medio que luego le prohíben utilizar.

>>> Con el alcohol, el tabaco, las pistolas y los rifles pasa lo mismo.

> 1.- El coche ya no es un artículo de lujo, como en tiempos del franquismo, sino un medio de trabajo.

>>> Antes, los que usaban coches para moverse por territorios amplios eran los representantes de comercio, los viajantes, los visitadores médicos y farmacéuticos: los correcaminos colegiados. Franco tenía coche -y chófer, por supuesto- y lo usaba para ir desde El Pardo hasta la estación de Príncipe Pío cuando salía de veraneo.

> Nuestro modo de producción está basado en la movilidad de la mano de obra dentro y fuera de las ciudades,

>>> Caramba, el modo de producción automovilista… ¿Eso que dice Palinuro no será simplemente el «modelo económico» madrileño de especulación inmobiliaria, a base de ladrillo, cemento, asfalto y gasolina?

> gracias a los coches.

>>> Y gracias a Ruiz-Gallardón, a Florentino, a los túneles de la M-30, a la M-40, a la M-50, a las autopistas radiales de Madrid…

> Si se pierde esa movilidad, habrá problemas.

>>> Esa movilidad es el problema.

> Hay algo de verdad en esto.

>>> La verdad está ahí fuera.

> Pero también hay algo de mentira y de exageración y, sobre todo, de injusticia.

>>> Iustitia est constans et perpetua voluntas ius suum cuique tribuendi.

> Veamos algunas precisiones que debieran obligar a los ayuntamientos progres a reconsiderar sus políticas de circulación.

>>> Todos los que nos movemos en coche -observe que me incluyo- tendremos que reconsiderar nuestras políticas de circulación cuando los médicos nos quiten el carnet de conducir. Todas ellas se basan en conceptos y supuestos erróneos.

> Todo el mundo, en efecto, de acuerdo, incluidos muchos conductores de buena fe:

>>> «conductores» y «de buena fe» son términos contradictorios.

> la culpa de que nos ahoguemos en las ciudades, de que no se pueda caminar por ellas, de que todo sea ruido y malos olores la tienen los coches

>>> Hombre, no va a ser de los tranvías. El aceite usado, las baterías, los neumáticos, y los propios automóviles, que terminan siendo chatarra, todo eso termina en vertederos, ¿no?

> y, por ende, los conductores, seres semisalvajes, egoístas, incapaces de hacer nada por los demás.

>>> Qué cruel la mirada… Por otra parte, a los automovilistas madrileños les preocupa bien poco el incendio de un vertedero de neumáticos situado -casualmente- en Seseña, en la frontera misma de la Comunidad Autónoma de Madrid.

> Hay un saber convencional de las izquierdas, especialmente las municipales: la culpa de la contaminación, el tráfico y el ruido insoportables en nuestras ciudades es de los coches, de la sobreabundancia de coches.

>>> No. Es de los automovilistas.

> Nadie discute esta verdad que pasa por axiomática.

>>> La discute todos los días la Sabiduría Convencional de la gente de derechas. Normalmente, a gritos.

> No hay ayuntamiento progre que no excogite algún plan para salvar las ciudades de esta plaga automovilística.

>>> Exacto, es una de las plagas de Egipto: la muerte de los primogénitos. Las plagas se combaten.

> Es más, por malos que sean esos planes, serán éxito seguro

>>> tienen el fracaso garantizado…

> porque van en contra de un sector de la población estigmatizado por todo el mundo: los conductores.

>>> … porque los automovilistas generan automanía, autofobia, autocracia y autopía… Volvemos a los ciclistas y a los judíos.

> En defensa de los conductores.

>>> Automovilistas, al ataque.

Como decía Moncho Alpuente:

«Adelante, hombre del Seiscientos,

la carretera nacional es tuya…»

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Conclusión ineluctable

El modelo de movilidad de Palinuro

resulta ser el mismo que maneja la

Asociación Española de la Carretera.

Es una entidad sin ánimo de lucro, compuesta por los virtuosos empresarios del sector de las obras públicas de este país,

que se han asociado para promover el bienestar de los usuarios de las carreteras, por genuino afán de servicio a los ciudadanos.

http://www.aecarretera.com

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Vea usted lo que nos dicen del más fantabuloso de sus directores generales:

Florentino Pérez Rodríguez | Junio, 1973 – Septiembre, 1976.

http://www.aecarretera.com/quienes-somos/historia/nuestros-directores-generales

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«Pocas cosas se pueden decir que no se sepan de la arrolladora carrera de este hombre.

Y entre esas pocas facetas desconocidas destaca, sin duda, su paso por la AEC como Director General,

cargo que desempeñó durante tres complicados años en los que España cambió de arriba abajo

y se preparó para la llegada de la Democracia.

Florentino Pérez dejó la Asociación en 1976 para convertirse en

Delegado de los Servicios de Saneamiento y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid.

Además, el Presidente del Real Madrid realizó una incursión en la política en estos años,

siendo elegido Concejal en Madrid por la Unión de Centro Democrático (UCD)

y convirtiéndose, en 1980, en Director General de Infraestructuras de Transportes

del Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones».

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Otros grandes próceres con ideas similares:

Alberto Ruiz-Gallardón

Ana Botella

José María Aznar

Francisco Álvarez-Cascos

y también

Francisco Hernando Contreras (Madrid, 1945),

más conocido como Paco el Pocero,

un famoso empresario español…

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Del DLE:

pocero, ra.

Del latín putearius.

1. Persona que fabrica o hace pozos.

2. Persona encargada de limpiar los pozos o depósitos de inmundicias.

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Pues eso…

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