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Para cuando se celebró
la última naumaquia
documentada de España,
la de Valencia de 1755
que contaba en el otro post,
Carlos III ya había abierto
parcialmente al público
el parque del Buen Retiro,
poniendo como límite
la orilla del estanque.
Las tropas napoleónicas
que ocuparon Madrid
unas décadas más tarde
no se anduvieron con tantos remilgos
y dañaron considerablemente ese entorno,
que tuvo que ser restaurado
en tiempos de Fernando VII
con añadidos románticos propios del momento:
un Embarcadero Real y una Fuente Egipcia,
además de protegerse las norias bajo cobertizos.
Isabel II fue la primera en permitir
que la gente pudiera navegar;
era el año 1867 y además
se levantaron aguaduchos en los alrededores,
dándoles un carácter público que se refrendó
tras la revolución del año siguiente,
en que todo el parque
pasó a ser propiedad municipal.
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2019/05/
remando-en-el-estanque-grande-del_20
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