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20210702
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Mae govannen!
Esto no es una, digamos, glosa, comentario,
ni continuación, a la reseña de Javier Yuste.
No me creo capacitado para hablar de las películas
porque sólo las he visto una vez,
en salas de cine, y fue más que nada
para que no se pudiera decir que soy un «purista».
De hecho, hice una reseña de la primera, y me la publicaron en el FDS de «Última Hora».
Pero no me ha ocurrido como a Javier: las películas nunca llegaron a interesarme.
He seguido leyendo el libro -sólo es uno, no es una «trilogía»- y me sigue gustando. Mucho.
No se puede decir que «el libro ha envejecido bien» porque nunca tuvo edad: es un clásico.
Ya desde el principio, Tolkien le solicita la suspension of disbelief, y le lleva a un mundo
que está en otro espacio y en otro tiempo. Todo lo que ocurre en la Tierra-media sucede
siguiendo un orden cósmico que tiene una lógica peculiar. Muchos lectores no la captan.
A partir de ahí, muchas cosas son posibles, pero no todas: Tolkien inventa unas reglas,
y las sigue con un éxito tan sobresaliente que no pocos lectores las adoptan como propias.
El Profesor rechaza la alegoría, pero admite la «aplicabilidad»: es usted libre de buscar
paralelismos entre la Tierra-media y la realidad real del mundo mundial, pero no quiera
inventarse una doctrina nueva, o retorcer la de Tolkien, porque no se saldrá con la suya.
No somos The Fellowship of the Ring, pero el núcleo inoxidable de la Fandom está ahí
desde 1954. Dispone de una tupida red de comunicaciones, y de publicaciones solventes.
Y esto no es lo que quería contarle… Quería hablarle del libro. Estoy en ello desde 1987,
cuando publiqué el «número cero» de Halifirien, para los que amamos la Tierra-media.
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No importará que le diga que no estoy de acuerdo con lo que dice Javier sobre el libro,
pero observará que estoy publicando esta reseña después de publicar la suya–verbatim.
Y también observará que no es una glosa, y que no tengo el más mínimo ánimo polémico.
El libro tiene varios defectos. Algunos son bastante evidentes. Aún así, es tan bueno
que la práctica totalidad de los lectores los pasan por alto y devoran unas páginas que son
«lembas», un alimento que nutre tan bien el espíritu que también sostiene el cuerpo.
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El primer volumen de «The Lord of the Rings» se llama
«The Fellowship of the Ring» y comprende dos libros.
No discutiré que algunos de los personajes no «encajan».
Por ejemplo, el tan discutido -y tan repetido- Tom Bombadil.
El Profesor nos da una explicación perfectamente lógica:
This tale grew in the telling […]
Then when the ‘end’ had at last been reached the whole story had to be revised,
and indeed largely re-written backwards. And it had to be typed, and re-typed:
by me; the cost of professional typing by the ten-fingered was beyond my means.
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En mis palabras: el Profesor está de acuerdo.
Hay personajes que, si el libro hubiera sido reescrito «hacia atrás», hubieran sido
totalmente «reescritos», tal vez hasta desaparecer por completo de la trama y de la obra.
Pero eso hubiera implicado sustituirlos por otros, porque -contra la opinión general-
el primer viaje de los Hobbits hasta Bree es una parte necesaria, inevitable, imprescindible,
de sus respectivos trayectos iniciáticos personales.
Adquieren las armas que les permitirán
luchar contra enemigos poderosísimos
con una mínima chance de victoria
-no me critique por usar un galicismo: chance ya está en el DLE,
y yo la aprendí leyendo textos escritos en Argentina-
y todos estos «enteradillos» que me explican -ellos a mí- el «mensaje» de Tolkien
porque lo han «visto» en las películas harían bien en leer «cinematográficamente»
-es un libro MUY visual, siempre- todo lo que ocurre antes y después
de la «escala técnica» de los cuatro Hobbits en la morada de Tom Bombadil.
Por ejemplo, lo que hace con el Anillo.
No voy a entrar en el detalle de esas etapas que Javier resume en una frase
que me parece muy apresurada:
«los cuatro hobbits están siendo perseguidos por los Nazgûl
y tienen que llegar echando chispas al Poni Pisador».
Cuando llegan a Bree ocurre algo que cambia completamente
la estructura del «equipo», y la continuación del viaje
parece posible, pero la primera vez que leí el libro y vi
hasta qué punto llegaba a ser peligroso… yo no hubiera seguido.
Javier nos dice que este primer volumen es
«la parte que más me gusta y disfruto de la trilogía tolkieniana»
(las negritas son suyas). También nos dice que la primera película fue la que más le gustó.
Ahora que me acuerdo,tengo pendiente una explicación de lo que entiendo yo por «trilogía».
La primera película es la que más me ha gustado.
La segunda, la que menos. Y la tercera, más que la segunda y menos que la primera.
Ahora me toca publicar la reseña que ha hecho Javier de la segunda película,
cosa que he decidido hacer -contra mi inveterada costumbre- antes de leerla.
Eso es así porque sigo sus trabajos desde hace mucho tiempo y sus opiniones
nunca son, digamos, infundadas, aunque no siempre estemos de acuerdo.
Si todos pensáramos igual, todos diríamos lo mismo, y nos aburriríamos a muerte.
Dicho esto, voy a dejarle aquí las tres calificaciones -las «notas»,
si fueran ejercicios académicos- que di en su momento a las tres películas:
la primera, un cuatro. La segunda, un dos. La tercera, un tres.
Ahora me dirá usted que son suspensos.
Pues sí. En mi opinión, Mr. Jackson suspende. Las tres veces.
Aún así, que yo le dé un cuatro, un dos y un tres viene a decir
que ha cumplido un 40%, un 20% y un 30% de mis expectativas:
mi visión personal del libro entero.
Una misión imposible,
por las varias razones
que nos da Javier en su reseña,
que me parece muy útil.
Ya lo ve usted: que yo le dé un cuatro es una nota altísima.
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Aulendil, Aspiring Warden of Halifirien
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