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Carta de Asia – Economía
Número 52 – 18 de febrero de 2004
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El otro día me invitó a comer un chino
que trabaja en el Ministerio de Finanzas en Pekín.
Se presentó con varios colegas, pagué yo y me lo pasé bien.
Me explicaron que después de ver el ejemplo japonés,
dudaban mucho que sus autoridades se decidieran
a tocar el rígido sistema de cambios de su moneda.
No hace tantos años, Japón sucumbió a presiones externas, revaluó su moneda y desde entonces parece que no levanta cabeza.
Me decían que, en lo económico, el ejemplo de Japón es parecido a la lección política aprendida respecto a la desintegración de la antigua URSS.
Me hizo gracia el comentario porque sobre la Revolución Francesa los chinos aún no han llegado a ninguna conclusión definitiva. Piensan que han pasado pocos años desde la toma de la Bastilla y que aún es pronto para tener una visión histórica de lo sucedido. Esto me trajo a la mente aquellas frases de Napoleón que de pequeño yo no entendí bien, porque para mí «China» y el «Domund» eran más o menos lo mismo, y en la que un año antes de su muerte teorizaba sobre el día en que «el gigante dormido despertase» y sobre el universo de posibilidades que se abriría entonces. Como no estaba en sus mejores momentos, parece que nadie le hizo caso pero dado que pronto se cumplirán doscientos años de aquello, se me ha ocurrido repasar este asunto, no fuera a ser que este Emperador tuviese razón.
Ya sé que dos siglos en China no son nada pero, al fin y al cabo, el 2020 está a la vuelta de la esquina y, además, coincidirá de cerca con la época en la que yo debería empezar a cobrar mi pensión de la Seguridad Social.
Aprovechando que en las vacaciones del Año Nuevo Chino la gente parece tener más tiempo, me dediqué a hablar con personas e instituciones que invierten mucho dinero –y no siempre público- investigando este tipo de cosas en Asia, y también con muchos clientes de los que de verdad se juegan sus propios cuartos en China y no están para bromas. Me sorprendió mucho el optimismo de estos últimos. En realidad, no debería haberme sorprendido tanto ya que mi inquietud viene de largo y hace tiempo que los profesores del IESE Pedro Nueno y Alfred Pastor me habían advertido en Shanghai de que algo así podría sucederme de continuar profundizando sobre las diferencias entre China y aquel Domund para el que yo tantas veces había postulado en Barcelona.
Un estudiante de Madrid que ha venido de turismo unos días para perfeccionar su mandarín me dice medio en broma que él también debería haberles hecho caso antes porque, por lo que está viendo por aquí desde que ha llegado, quizás en un futuro las colectas del Domund las organice China y con un poco de suerte, a lo mejor nos cae algo.
Parece que Napoleón se adelantó a un ejército de estudiosos que en su época ni siquiera habían nacido. Me refiero a el Fondo Monetario Internacional, Banc Sabadell SA, The Economist Intelligence Unit, China Statistical Year Book 2002, Financial Times, BSCH, CIA, Mastercard, Eurostat, InterChina, National Science Foundation, Business Week, McKinsey y China Statistical Bureau. Entre todos nos dicen que, allá por el 2020, China contará con una población laboral de 1.000 millones de personas con edades comprendidas entre los 15 y los 64 años, mientras que en la Europa de los 30 rondaremos los 280 millones.
Para esa fecha se calcula que la población total del país será de unos 1.400 millones de almas y que un 50% de estos chinos vivirán en ciudades mientras que en la actualidad este porcentaje es del 37%. Es fácil imaginar el incremento de la demanda en el sector de la construcción, servicios, automoción, transporte y un largo etc.
En el año 2002, el Producto Nacional Bruto de China fue sustancialmente superior al de España y un poco por encima del de Italia, en el 2010 será similar al de Alemania y en el 2020 se habrá cuadruplicado respecto al que obtuvieron en el 2000 y sólo será superado por el de EE.UU.
En la actualidad, en China existen 200 millones de personas con un teléfono móvil y 60 millones de usuarios de Internet. Aunque con evidentes disparidades entre las zonas de la moderna costa y las más atrasadas del interior del país, la renta per cápita aumenta a un ritmo anual aproximado del 6% y se calcula que en 2010 en China existirán 160 millones de personas de las que en Europa llamamos de alto poder adquisitivo.
Me ha llamado la atención que en 2010 el tamaño de la economía de la costa de Shanghai será similar al que tenia Portugal en 2000 y en 2020 posiblemente será el epicentro económico y comercial de toda Asia, concentrando alrededor de un 30% del Producto Nacional Bruto chino y al 10% de la población del país.
La región de Cantón, fronteriza con Hong Kong, no se quedará muy atrás y para entonces tendrá una población de unos 120 millones, será responsable de la producción del 40% de toda la exportación china y receptora del 25% de toda la inversión extranjera directa, lo cual no está mal si tenemos en cuenta que China ya es actualmente el primer destinatario mundial de la inversión directa foránea, que se concentra casi exclusivamente en fábricas aunque se espera que la inversión en el sector servicios aumente muy considerablemente cuando en 2006 se liberalice completamente dicho sector.
Los de Volkswagen ya han dicho que en 2005 China será su primer mercado mundial. Desde luego, a estos coches no les van a faltar autopistas si juzgamos por los 25.000 Km. que ya existían en 2002 o los 50.000 Km. que parece existirán en 2020. A finales de 2001, en España existían unos 9.571 Km. de autopista y 52.748 Km. en la UE.
Tampoco parece que les tenga que faltar ingenieros ya que en China se gradúan cada año más ingenieros que en EE.UU. y la UE juntos, que se suelen colocar con sueldos un 90% inferiores al de sus homólogos occidentales.
Un dato curioso lo constituye que en 2002 un total de 250.000 estudiantes chinos cursaron estudios superiores en el extranjero, lo que representa un aumento del 70% respecto al año anterior. Empresas como Alcatel, Philips, Microsoft, Motorola o General Electric están gradualmente instalando en China alguno de sus centros de investigación y desarrollo mundiales y son muy activos tratando de captar a todos estos estudiantes.
No en balde cada día está más de moda esto de producir a costes chinos y vender a precios occidentales.
En 1992, mientras que las importaciones totales realizadas por los países más desarrollados y miembros de la OCDE representaron un 63,5% del total de las importaciones mundiales, las importaciones de China (incluido Hong Kong) sólo supusieron el 4,6% en tanto que en 2020 éstas representarán el 45,3% y el 11,8% respectivamente. Algo parecido puede decirse sobre las exportaciones, que en 1992 supusieron el 67,8% para la OCDE y el 4,3% para China y Hong Kong, para pasar a ser del 40,4% y del 11,3% respectivamente en 2020.
Visto lo visto, se proyecta que en 2020 China representará el 10% de todo el comercio mundial de importación y exportación, inmediatamente por detrás de los EE.UU., por lo que se puede anticipar fácilmente que, una vez su moneda nacional sea libremente convertible, ésta se convertirá en la cuarta divisa mundial, junto al dólar americano, el euro y el yen japonés. No me extraña demasiado porque ya actualmente el 70% de todas las fotocopiadoras del mundo se fabrican en este dragón asiático, que en 2010 fabricará el 50% de todos los productos textiles de la Tierra y en 2020 será el segundo productor y primer exportador mundial de una amplia gama de productos de alto valor añadido, que van desde la electrónica a componentes del sector del automóvil pasando por máquina herramienta.
Además resulta que a los chinos les gusta salir de paseo al extranjero y también recibir turistas. En 2002 unos 16 millones de chinos viajaron fuera de su país y 40 millones de extranjeros visitaron China. En 2020 se calcula que China será el primer destino turístico mundial, lo que representará un 10% de su Producto Nacional Bruto, y que unos 100 millones de chinos viajarán al mundo por lo que China se convertirá en el cuarto emisor mundial de turistas.
Naturalmente, podría escribir mucho más sobre los potenciales peligros que acechan a un país que está creciendo de forma tan rápida pero, como hace años que se habla de esas cosas sin que nunca parezca importarle demasiado a nadie que viva, comercie o invierta aquí, por si acaso todo lo anterior resulta ser cierto, he preferido escribir sobre lo que los expertos dicen que está pasando en China.
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