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No me resulta difícil
imaginar la cara que se le pondría
a más de un Capitán o Patrón de cabotaje
en el momento en que le notificaban
un flete con destino
al puerto de Donostia-San Sebastián
en aquellos meses de otoño e invierno
entre los siglos XV y mediados del XX.
Y no era para menos.
Con un ancho entre puntas de unos escasos veinte metros entre dique y dique,
y una Bajamar que dejaba los barcos varados en su interior,
no era precisamente un destino cómodo al que ir.
Con estas notables dificultades, las embarcaciones se adentraban en el puerto
gracias a la pericia de los Capitanes y Patrones que gobernaban aquellos barcos
con los que a menudo maniobraban de manera tozuda dada su restringida navegación.
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https://elilustradordebarcos.wordpress.com/
2020/04/17/
puerto-de-san-sebastian
-solo-para-capitanes-y-patrones-experimentados/
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