El «Sierra Nava» embarranca en Algeciras
Foto: Chano Rodríguez / Greenpeace
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Revista MAR – ISM, número 457, febrero de 2007
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Hoy ha sido el «Sierra Nava» el que está perdiendo fuel, pero cualquier día puede ser un gran petrolero, porque la bahía de Algeciras se ha convertido en la gasolinera del Mediterráneo, señaló Juan López de Uralde, director de Greenpeace. Y es que el accidente provocado por la fuerte tormenta que se desató el día 28 de enero en el Estrecho, y que acabó con el barco frigorífico embarrancado a unas decenas de metros de la playa, en la bahía de Algeciras, ha vuelto a poner de relieve el grave peligro que se cierne sobre esta zona, incrementado por el enorme tráfico de buques a través del Estrecho, mucho de los cuales acuden a realizar su aprovisionamiento de combustible desde un barco cisterna (operación conocida como «bunkering»), generando, al mismo tiempo, una alta contaminación debido a los continuos vertidos producidos en estas operaciones.
El accidente del «Sierra Nava», barco frigorífico de bandera panameña construido en 1991 y propiedad de la naviera Marítima del Norte, provocó el vertido de 70 toneladas de fuel, quedando en sus depósitos unas 280 toneladas de combustible. El fuel derramado afectó a un kilómetro de costa, especialmente a las playas de El Chinarral y la de Getares, así como a la escollera de la Punta de San García.
El combustible que quedó en los depósitos se extrajo por una empresa holandesa que, al mismo tiempo, se encargó de realizar los trabajos para reflotar el barco. Esta tarea se abordará en cuanto se den las condiciones idóneas para ello, tarea que no se presume sencilla.
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UN VERTIDO MÁS
Al hilo de este accidente de escasa importancia, ya que nos estamos refiriendo al vertido de 70 toneladas de fuel que llevaba el barco como combustible (aunque no exento de impacto ambiental), y de la politización que se ha pretendido hacer del mismo -incluso con intentos de compararlo con el «Prestige»-, apenas se han tocado los problemas de fondo que este accidente ha venido a recordar. El primero de ellos es el del peligro de un siniestro de grandes proporciones en esta zona, ya que por ella transitan unos 96.000 barcos al año, lo que viene a representar el 10% del tráfico marítimo mundial. Y de ese total de buques, unos 5.000 son petroleros, muchos de los cuales no cumplen ni las medidas ambientales ni de seguridad exigidas por la Comisión Europea.
Unido a ello está otro de los graves problemas sobre el que los grupos ecologistas, ya que no lo hacen los políticos, quieren poner el acento: la práctica del «bunkering».
El fuel vertido por el «Sierra Nava» es uno más de los muchos que se están produciendo en la zona, como asegura Juan López de Uralde, el problema más grave para nosotros es el vertido silencioso que se produce día a día y que está matando a la bahía. En ella se concentran cada día entre diez y veinte petroleros realizando operaciones de «bunkering». Y todo ello en una zona de alto valor ecológico, frente al Parque Natural del Estrecho. En este punto es donde coinciden las aguas del Atlántico y del Mediterráneo, lo que da lugar a fenómenos de afloramiento que se traducen en una alta productividad y diversidad de especies marinas.
Según explicaba la bióloga Pilar Marcos, de WWF/Adena, en unas recientes declaraciones, a pesar de ser una zona muy contaminada, el fondo marino es muy rico, acuden orcas siguiendo al atún rojo y las poblaciones de cetáceos son muy abundantes.
Muchos de los barcos, como se ha señalado, se acercan a estas aguas para repostar, debido a las ventajas económicas que les supone recibir combustible sin entrar a puerto, especialmente en las aguas de la colonia gibraltareña, con menores tasas e impuestos.
Esta práctica va en aumento año tras año, y a través de ella Gibraltar expende más de cuatro millones de toneladas de combustible al año. Entre la colonia británica y Algeciras se calcula que suministran 6,2 millones de toneladas. Ecologistas en Acción estima en cinco millones de toneladas anuales las que se expenden mediante el sistema de trasvase de barco a barco. Se estima que de cada tres barcos que repostan en esas aguas, dos lo hacen desde otro barco y no en puerto. Por ello, no resulta gratuito denominar al Estrecho como la «gasolinera del Mediterráneo». Incluso de Europa, habría que decir, ya que no hay otro punto en aguas comunitarias en que se lleve a cabo esta práctica.
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RIESGO DE ACCIDENTE
Además de la contaminación que produce esta práctica de «bunkering», las ventajas económicas de la misma provoca una alta densidad de barcos en la zona, lo que incrementa notablemente el riesgo de accidente, pudiendo ser catalogada como de alto riesgo. De hecho los accidentes menudean. El último que revistió características de cierta gravedad se produjo días antes del encallamiento del «Sierra Nava», al quedar embarrancado en la misma bocana del puerto de Algeciras el buque «Ocean Globe», que transportaba carbón.
Anteriormente se había producido el choque entre el petrolero «Spetses», cargado con 139.000 toneladas de crudo ligero, y un buque de pasajeros.
Esta situación de riesgo permanente de catástrofe, al tiempo que de foco de contaminación por los constantes vertidos de carburante, lleva al director de Greenpeace a pedir a la Unión Europea y al Gobierno español que se tomen de una vez en serio la necesidad de eliminar el «bunkering» y adoptar un régimen de responsabilidad ilimitada en caso de marea negra.
El eurodiputado de Los Verdes David Hammerstein realizó una pregunta a la Comisión Europea sobre el «bunkering» y los vertidos de la bahía de Algeciras, tras verse afectada por el vertido del «Sierra Nava». Asimismo, hizo un llamamiento a las autoridades comunitarias para que dejen de hacer la vista gorda ante la crónica de una catástrofe anunciada, recalcando que nos parece grave la dejadez temeraria oficial ante el desgobierno del tráfico marítimo en el Estrecho. Para la práctica del «bunkering», el eurodiputado pidió «el estricto cumplimiento de las medidas de seguridad y normativas ambientales de la legislación comunitaria».
Así, a través del accidente del «Sierra Nava», buque frigorífico que estaba a la espera de un cargamento de naranjas, y que al parecer tampoco utilizó los servicios de aprovisionamiento de combustible habitual en la zona, según comentó a esta revista Juan López de Uralde, ha servido para llamar la atención sobre el peligro de accidente existente en la zona, además de la contaminación que allí se está produciendo.
Por el momento nada parece que vaya a hacer que cambie esta situación que comporta un más que lucrativo negocio. Según un estudio realizado por el Departamento de Teoría Económica y Economía Política de la Universidad de Sevilla, y al que alude el presidente del puerto de la bahía de Algeciras, Manuel Morón, para resaltar la importancia de esta actividad, el impacto económico de la industria portuaria de esta zona equivale al 7,7% del PIB andaluz. Con este argumento tan de peso económico parece que hay que asumir las «incomodidades» e inconvenientes que ello pueda causar. Y todo apunta a que va a ir a más, ya que está prevista la entrada en funcionamiento de un nuevo puerto proyectado por Marruecos.
Si en vez del «Sierra Nava» hubiera embarrancada un petrolero al estilo del «Prestige», a estas alturas se estarían reclamando medidas urgentes para la zona. Tal vez no estaría mal reclamarlas ya, antes de que ocurra otra catástrofe como la del «Prestige».
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