Ilustración de Pep Tur
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Última Hora, FDS, 14 de marzo de 2003
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En las casas antiguas, el procedimiento habitual para colocar las conducciones de agua, gas, electricidad, teléfono, etcétera, consistía en hacer regatas en las paredes y empotrarlas. Cuando había una fuga de agua, una derivación eléctrica, un escape de gas, etcétera, el lampista iba rompiendo los muros a mazazos hasta localizar la avería, y la reparaba. Después cerraba la brecha. Para corregir los desperfectos estéticos, lo mejor era pintar toda la pared. Ahora es más habitual instalar las conducciones junto al techo y ocultarlas con paneles. Cuando hay algún problema, el lampista los desmonta, arregla el fallo, los vuelve a colocar y yattá. Luego verá por qué le contaba yo esto.
A estas alturas, ya sabrá usted que soy partidario de construir un enlace fijo que una Eivissa y Formentera, para que pase entre las dos islas un vehículo eléctrico que se llama Aerobus. Mueve personas, equipajes y mercancías. Puestos a hacer un puente entre las dos islas, ¿para qué más podría servir?
El aumento de la población en Formentera trae aparejada una demanda creciente de bienes y servicios. Y de instalaciones industriales y logísticas para producir y distribuir energía eléctrica, agua potable (es decir, tratada en desaladoras) y combustibles como ese gas que se ha dado en llamar «natural», que tiene la ventaja de circular por tuberías.
Por otra parte, los actuales sistemas de envasado y distribución de alimentos y otros productos generan grandes cantidades de «residuos sólidos urbanos». Si no conviene que se queden donde están, deben transportarse a plantas de tratamiento o vertederos.
Y cada vez cobra más importancia el transporte de información. Esto se hace con cables telefónicos y enlaces por radiofrecuencias a estaciones terrestres o satélites espaciales. La fibra óptica implica el tendido físico de un cable sin solución de continuidad, por ejemplo, entre Eivissa y Formentera.
El medio submarino no es especialmente adecuado para instalar conducciones. Tienen que ser muy estancas. Como no hay nada perfecto en este mundo, a veces se rompen. Pero los lampistas no quieren bajar y arreglarlas. El agua salada les escuece los ojitos, la presión crece a cada metro, han de llevar el aire en botellas o respirar a través de tubos, hace frío… Y tienen que ir con linternas, porque en el fondo no hay farolas. Desde el punto de vista de los técnicos de mantenimiento, sería más práctico horadar un túnel pasando bajo el fondo. Desde el punto de vista del contribuyente, el precio es prohitivo. Por eso no creo que se haga.
Al parecer, las fuerzas vivas de Formentera llevan bastantes años quejándose de los frecuentes cortes del suministro eléctrico y de la comunicación telefónica, que les acarrean molestias, contratiempos y perjuicios. Cuando los frigoríficos y los ordenadores se quedan sin energía, los efectos pueden ser harto desagradables.
Pues ya lo sabe usted. Un enlace fijo entre Eivissa y Formentera resolvería buena parte de la demanda de movilidad. Y podría servir como cordón umbilical y llevar bastantes más cosas: agua, gas, electricidad, líneas de teléfono, fibra óptica… Ya puestos, seguro que a usted se le ocurre alguna idea para sacarle más partido. Pues escríbame a :
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