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Cada vez que a uno de los Hombres de Estado que han llegado a ser Presidentes de Nuestro Superior Gobierno le da por hacer de Estadista de Gran Nivel Internacional me entra el tembleque.
Suárez tenía suficiente tela que cortar por aquí, y no le dio por salir a pasear el ego por el mundo.
Leopoldo Calvo-Sotelo y Bustelo, poco más o menos, lo mismo.
Al nunca bien ponderado Felipe, al final de su estancia en La Moncloa, este país le aburría. Tal vez por eso, o tal vez por otras causas, se dedicó a los Asuntos Exteriores, y en ello sigue hasta hoy.
Aznar fue a la Cumbre de Las Azores cuando ya estaba en la recta final de su segundo mandato.
Zapatero empezó a dar la vara con su «Alianza de las Civilizaciones» a los cinco minutos de tomar posesión.
Rajoy no se ha dedicado a esas cosas porque cree que hace falta hablar inglés, aunque Zapatero ya había demostrado que no.
Y el Pedrusco… vamos a darle los cien días, que podrán ser cien semanas, o cien meses. El tiempo lo dirá.
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