Esta bellísima foto es de Neus Prats.

La acompaña con este breve texto:

«Passejant per la futura autovia a Santa Eulària.

És als cotxes que s’ha de donar preferència a aquesta illa.

Som imbècils».

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Me viene como anillo al dedo para encabezar e ilustrar este pequeño esbozo de un estudio sobre las prioridades de los gestores de la vialidad en el término municipal de Santa Eulària des Riu.

La primera de todas ellas es la constante y perpetua voluntad de «desdoblar» la carretera de Vila con el mismo método que han aplicado en la de Sant Antoni. El objetivo estratégico es llevar cuatro carriles de asfalto hasta Sant Carles.

Usted puede decir que eso no hace falta. El tráfico existente o previsible no justifica semejante inversión. Los ecologistas se opondrán. Etcétera. Usted puede decir muchas cosas, pero la segunda frase de Neus Prats resume perfectamente el Pensamiento Automovilista que subyace en los «razonamientos» de los poncios de turno:

«És als cotxes que s’ha de donar preferència a aquesta illa».

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Verá usted, yo llegué a esta isla tan pequeña en 1983, así que el siguiente párrafo es tan sólo un ejercicio de memoria.

Pasé seis meses yendo cada mañana en automóvil desde Vila hasta Siesta, de cara al Sol Naciente, y volviendo cada tarde en automóvil desde Siesta hasta Vila, de cara al Sol Poniente. En aquel entonces, la carretera ya estaba asfaltada, pero su trazado aún era el del camino antiguo. Las dimensiones máximas de los turismos, camiones y autobuses venían determinadas, como es lógico, por las de la vía. Puede ver usted cómo era visitando algunos restos que siguen donde estaban. Por ejemplo, las «marrades» que había antes de Ca’n Beya. El bar está donde está porque era un descansadero muy apetecible para los viajeros que venían de Vila pasando por Can Clavos… y para las bestias de tiro, que habían subido unas pendientes considerables. Se detenían ahí, para recuperar el aliento y restaurar las energías antes de seguir camino… hacia Sant Joan, naturalmente, porque la carretera principal era -y es- la de Sant Joan.

Santa Eulària sólo era un precioso pueblecito de pescadores. No necesitaban ninguna carretera para mover mercancías desde y hasta Vila, porque era más fácil -y mucho más barato- transportarlas por mar en un «llaüt». Ahora hay que llevarlas arriba y abajo en camiones, porque los puertos de Vila y de Santa Eulària se han vuelto «deportivos», y no queda ningún lugar libre para cargar y descargar un barco pequeño. Menos mal que este plan de «mejora» carreteril, tan fabuloso y tan grandioso, tiene un talón de Aquiles que lo hace inviable: ningún partido político querrá «comerse» el coste electoral de las inevitables expropiaciones de terrenos. La cosa se va arrastrando de una legislatura a otra, y se ha vuelto uno de tantos asuntos que el tiempo resolverá.

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Y ahora procede glosar la tercera frase de Neus Prats:

«Som imbècils».

Es una frase lapidaria que tal vez simplifica demasiado la situación. Hay un sujeto colectivo, «nosaltres», que la incluye a ella misma y -probablemente- también a mí. Bueno, será mejor que dejemos pendiente para otro día la cuestión de quiénes componemos el colectivo…

Para mi gusto, la mejor descripción del proceso que nos ha llevado al punto muerto en el que nos hallamos ahora mismo la hizo Pilar Bonet Cardona. Sigue una cita:

«En Ibiza -que yo sepa- no escaldan en agua hirviendo a los disidentes, como en Uzbekistán, ni les hacen aprender de memoria el «Rujnamá», el compendio de imbecilidades escrito por el turcomano Niyázov. Sin embargo, existen paralelismos entre el mundo de Asia Central y la isla. Aquí también hay un mundo formal con sus instituciones (el Consell Insular, los ayuntamientos, los partidos políticos que gobiernan y los de la oposición) y una estructura de fondo, que es la que verdaderamente cuenta. En esta estructura de fondo se ha producido una alianza entre quienes no han superado la mentalidad primitiva de tipo feudal y miembros de las nuevas generaciones que, debido a una comprensión limitada del mundo, identifican el progreso con el cemento y el dinero inmediato».

Esto es de «La gran fábrica de zombies«, y apareció en este Diario el 22 de enero de 2006.

Pilar Bonet identificaba dos factores humanos diferentes: «los feudales primitivos» y «las nuevas generaciones». Nos dice que se han puesto de acuerdo para obtener lucros rápidos y fáciles. Don Isidor Macabich repartía a los ibicencos en tres categorías, en función de las profesiones de sus padres o de sus madres. Y se puede refinar la cosa aplicando la clasificación del profesor Cipolla, que cataloga las conductas humanas en cuatro tipos.

En cuanto a los cascos urbanos, ya sabe usted que la primera prioridad de los gestores de la vialidad no es la circulación. Es el aparcamiento. Le propongo que haga un pequeño ejercicio práctico de movilidad y que visite el estacionamiento subterráneo de Santa Eulària. Si ha leído usted las entregas anteriores de esta pequeña serie, colegirá fácilmente lo que pienso sobre las razones -y sinrazones- de esta marabiyoza instalación, y de los tres tipos de conducta humana que la rodean.

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Con esta quinta entrega cerramos este pequeño periplo de la isla.

Otro día, si usted quiere, podemos seguir este ejercicio teórico haciendo una breve enumeración de los efectos prácticos que tiene la aplicación irreflexiva de «nuestro» estúpido modelo de movilidad a las comunicaciones entre Eivissa y Formentera.

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