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Javier de Olivares

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Tras el tortuoso camino entre las montañas, polvoriento y exhausto, hundo los pies en la arena. El mar ruge a un lado y al otro del istmo, y observo al centinela de la fortaleza, que me mira con cara de asombro. Se levanta, y mientras avanzo hacia él, se pone en guardia y me desafía. Estoy pisando tierras árabes, y el castillo cristiano se encuentra bien defendido de un eventual ataque enemigo.

No porto más armas que mi propio cuerpo, y le pregunto a gritos si me deja traspasar la cuerda que separa ambos territorios. Consulta, sorprendido de la presencia de un compatriota en estas tierras inhóspitas, y me devuelve una respuesta negativa. Cabizbajo, doy media vuelta, me aposento en la arena y me relajo escuchando el sonido del mar y contemplando el fortín, que ahora parece más inexpugnable.

Parece una historia del siglo XII, pero esto no son las Cruzadas. Estamos en 2018, en pleno siglo XXI, y me encuentro en una de las fronteras más extrañas del mundo: la de Marruecos y España en el Peñón de Vélez de la Gomera.

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https://fronterasblog.com/

2018/07/13/

dos-mundos-separados-por-80-metros-de-cuerda

-viaje-a-la-frontera-mas-corta-del-mundo/

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