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Esto debió ser en 1969…
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A propósito de
la concesión del Premio Alfaguara
a Daniel Sueiro
hay una anécdota de la noche de autos
que tiene una honda raigambre ibérica.
En el momento en que le fue adjudicado el premio,
el novelista se hallaba en Sanlúcar de Barrameda,
en casa de unos familiares suyos,
sin ocuparse ni poco ni mucho
de las angustias que a aquella misma hora
estaban pasando los periodistas para localizarle.
A las cuatro de la mañana, Sueiro y sus familiares
escucharon unos golpazos en la entrada de la casa.
Fue Daniel a la puerta y,
con la prudencia propia de hora tan intempestiva,
preguntó sin abrirla:
«¿Quién es?»
«La Guardia Civil», contestó desde fuera una voz recia.
Abrió el escritor con el natural sobresalto
y preguntó a la pareja:
«¿Puedo saber…?»
«Es para lo del premio.
Que llame usted a este periódico de Barcelona,
que quieren hablar con usted».
Sueiro, tranquilizado, comentó:
«No sabía yo que estaban ustedes para esto».
«Sí, señor, para lo que se ofrezca a estas horas».
«Muchas gracias», dijo el escritor.
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