(( Ilustración de Pep Tur – Pendiente ))

Última Hora, FDS, 10 de octubre de 2003

Tal vez la reforma en profundidad de la Avenida España ponga de moda la arqueología en Eivissa. La renovación de las alcantarillas implica unas excavaciones que ya han dado la sorpresa nada más empezar. Bajo el asfalto de una calle por la que hemos pasado miles de veces han aparecido varias sepulturas. Los arqueólogos las examinarán. Todo esto tendrá la correspondiente cobertura mediática. Quizá nos dé ocasiones para hablar un poco de la preservación del patrimonio histórico de Eivissa.
La situación de la arqueología, aquí y ahora, dista mucho de ser la óptima. Al parecer, la visión popular del asunto se basa en las películas de Indiana Jones. Un atlético Harrison Ford, eficazmente secundado por miles de «extras» disfrazados de «fellah» egipcio, mueve toneladas y más toneladas de tierra en busca de reliquias que resultan ser fetiches cargados con cantidades infinitas de energía mágica. En el proceso, el bueno de Indy combate contra muchísimos enemigos. A veces están dotados de poderes sobrenaturales, o son directamente espíritus más o menos malignos. Los espectadores se lo pasan en grande, y es de suponer que la imagen pública de los arqueólogos ha ganado mucho «glamour».

La realidad, al menos aquí y ahora, va por otros derroteros. Sin entrar en más detalles, los servicios técnicos competentes necesitan colaboradores voluntarios para hacer las tareas, digamos, menos delicadas. Y ya veremos si se presenta alguno, porque los estudiantes están en las aulas y los demás, en principio, no estamos para esos trotes. Eso es así porque no hay presupuesto para contratar excavadores remunerados. Y lo raro sería que lo hubiera, si los fondos no alcanzan ni para mantener en buenas condiciones unos museos que alberguen dignamente los hallazgos de las pesquisas del siglo pasado.

A falta de mano de obra, los trabajos se dilatarán de modo impredecible. Ello demorará la reforma de la Avenida y los ocho meses de la previsión inicial se pueden convertir en… no, no voy a decirlo, pero he tenido uno de mis barruntos…

Las repercusiones que van a tener estas obras sobre la movilidad en Eivissa están por ver. En mi modesta opinión, no pueden ser muy grandes, porque no se enmarcan en ningún cambio del modelo de movilidad. Son sólo una variación sobre la archiconocida receta a base de asfalto y coches. En el mejor de los casos, se pueden quedar en otra operación cosmética. Si aumentan la accesibilidad del centro urbano, la congestión irá a peor. Y es que seguimos sin entrar en el fondo del asunto: el tráfico sigue creciendo. ¿Qué piensan hacer las numerosas autoridades competentes para detener o revertir esa tendencia?

Otro día, si usted quiere, podemos hablar de las obras del Conservatorio nuevo. Al parecer, el proyecto sufrirá modificaciones a causa de una nueva constricción de diseño: la de preservar «in situ» los hallazgos de los arqueólogos en el solar. El arquitecto tendrá que hacer otra labor de encaje de bolillos para meter aún otra cosa más en un edificio que ya era demasiado pequeño… Espero que me llegue la vida para asistir a la inauguración, aunque no consiga entrar en ese auditorio de ciento cincuenta plazas donde no cabrán ni los alumnos.

En fin… tal vez estas obras den origen a otro episodio de «egiptomanía». Y si dan a conocer nuestro valiosísimo patrimonio histórico entre las nuevas generaciones, ya habrán servido para algo. El tiempo lo dirá.

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