
Foto de Javier Rodríguez
<<<
El día 3 de febrero de 1988, a poca distancia del dique del Oeste de Palma, fue hundido de forma intencionada el «Cala Mondragó», el último pailebote mallorquín de los muchos que habían conformado nuestra flota mercante a lo largo de casi un siglo. Pocos años antes, se había hecho lo mismo con el recordado «Nuevo Corazón», precioso velero con aparejo de goleta.
Ninguna institución movió un dedo para preservar de la destrucción aquel patrimonio marítimo, hoy perdido para siempre. Políticos de todos los colores dieron la espalda a una parte esencial de nuestra historia. Los pailebotes se llevaban al fondo del mar historias del tráfico mercantil de nuestra isla con la península, con el sur de Francia, con Argel, incluso con Cuba.
Si hoy quiere usted embarcar en alguno de esos fantásticos veleros hechos en los astilleros de Palma debe viajar a otras partes del mundo -incluso a la Polinesia-, donde algunos ejemplares han sido restaurados para mantenerlos en condiciones de navegar con turistas a bordo.
Casi treinta años después de aquel hecho incomprensible, parece que nada ha cambiado en el panorama político.
Desde que en 1988 -curiosamente, el mismo año del hundimiento del «Cala Mondragó»- quebrase la mítica compañía chárter Spantax, que tantos y tan buenos profesionales aportó al nacimiento de nuevas aerolíneas mallorquinas -como Air Europa-, permanece en la pista de Son Sant Joan, cerca de la base aérea, una pieza irrepetible de comienzos de los años sesenta del siglo pasado, un reactor Convair 990-A Coronado, modelo que conformó el grueso de la flota de la compañía y que languidece ante la indiferencia y el «menfotisme» de los responsables de turismo y de patrimonio de las instituciones baleares.
Ya hace unos años que un grupo de entusiastas lucha para evitar la pérdida total de este pedazo de nuestra historia turística. En enero de 2012 consiguieron que el Consell de Mallorca lo declarase formalmente como bien catalogado, pero cinco años después parece que los elementos y la desidia de nuestros gobernantes acabarán definitivamente con esta joya -quedan muy pocos en los museos, y ninguno en condiciones de volar- de la aeronáutica comercial.
Curiosamente, cuando se produjo el cierre de Spantax, este aparato, el EC-BZQ, aún podía haber completado legalmente un ciclo más, es decir, un despegue y un aterrizaje. Ojalá algún millonario extranjero lo hubiera sacado de esta tierra, que tan poca estima demuestra por su propia historia y su propia cultura.
<<<
Original català
http://elperiscopi.com/del-cala-mondrago-al-convair-coronado/
>>>