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A los alcaldes españoles

les gusta enterrar vías de tren.

Es algo
que disfrutan prometiendo;
la clase de obra pública
cara, aparatosa y visible
que facilita fotografías
delante de excavadoras,
colocaciones de primeras piedras
y cortar cintas inaugurales.

Los soterramientos, además,
tienen la gran virtud para el político
de generar un grupo de votantes
que salen obviamente beneficiados
con la construcción de los túneles:

todo el mundo que vive
a lo largo del corredor o cerca de este
querrá ver desaparecer las vías.

En voz alta dirán
que las vías “dividen la ciudad”.

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http://politikon.es/

2016/12/28/

por-que-soterrar-vias-es-casi-siempre-mala-idea/

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