Remitido por Juan Quetglas Santos el 8 de junio de 2006
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Me he decidido a coger mi máquina del tiempo y contaros cómo van las cosas por el futuro.
Afortunadamente, no se han cumplido las previsiones de tantos agoreros burbujistas, y la vivienda en España ha seguido subiendo un diecisiete por ciento anual durante los últimos cincuenta años, de modo que nos hemos convertido en el país más rico del mundo. Por ejemplo, un ático en la Castellana cuesta más que el estado de California y el palacio imperial de Tokio juntos; claro que ya nadie vive en la Castellana, ni en ningún otro sitio de Madrid, porque esas casas son para invertir y no para vivir.
Yo mismo, por ejemplo, aunque trabajo en Madrid, me he comprado un piso de cuarenta metros la mar de apañao en un pueblo del Norte de Burgos, que con la autovía queda a un paso; para pagar la hipoteca nos hemos juntado con otras tres familias: un notario casado con una catedrática de universidad, un subinspector de hacienda casado con una abogada del Estado y un magistrado del Supremo (subcontratado a través de una ETT) casado con una arquitecta.
De este modo destinamos cinco sueldos a la hipoteca y uno para vivir; estamos contentísimos con la compra. Al principio nos está costando un poco; luego, seguro que ni se nota. Además, desde que lo compramos hace un año, ya ha subido un diecisiete por ciento, y por si fuera poco la mujer del notario está de buena que lo flipas.
Aunque profesionalmente no me va mal (soy director general adjunto de una multinacional, aunque también subcontratado a través de una ETT), la verdad es que la inflación que sufrimos al ser el país más rico del mundo hace que nos tengamos que apretar un poco el cinturón; de todos modos, es cuestión de acostumbrarse. Cuando tuvimos que empezar a comer «chopped» de lagartijas todos nos quejamos, y ahora se le da vuelta y vuelta en la plancha y tan rico que queda.
De cualquier forma, aprovechando que han bajado la edad laboral a los diez años, a ver si saco al churumbel del colegio y lo meto en la ETT, que un sueldo más seguro que ayuda para la hipoteca.
Este cuatrienio el gobierno está en manos de los constructores que, desde la restauración (hemos pasado de la imperfecta democracia liberal a la muy perfecta democracia ladrillil), se alternan pacíficamente en el poder, legislatura tras legislatura, con los promotores. En principio, es un sistema mucho más estable que la anterior democracia partidista, pues a las tensiones ideológicas y territoriales le ha sucedido la paz estable inmobiliaria. Al fin y al cabo, ¿quién va a saber mejor que constructores y promotores qué es lo que le conviene al país, si el país son ellos? Aunque no todo es perfecto, pues últimamente las cosas entre promotores y constructores andan algo más tensas que de costumbre. Se vislumbra una futura alianza entre los APIs y la APVV (Asociación de Propietarios de Viviendas Vacías), que puede ponerle las cosas difíciles a los promotores y constructores. Espero que lleguen a un pacto y reine la paz.
Se han restaurado las cámaras de la propiedad, con adscripción obligatoria de todos los ciudadanos. De hecho, para votar hay que presentar la documentación que acredite estar al día de pago en las cuotas de la cámara.
Mi sueldo es de dos mil tochos netos. El tocho es la moneda que sustituyó al euro cuando nos echaron de la UE a patadas (qué fea y qué mala es la envidia), y se cotiza a un céntimo de euro. En la caja fuerte del Banco de España ya no se guardan lingotes sino ladrillos, que en este país han demostrado ser un valor mucho más seguro y rentable que el oro.
La policía inmobiliaria vela con dureza para que se cumplan las leyes. Ayer mismo detuvieron a una pareja que vivía de alquiler (el alquiler es delito de lesa patria) y se hacían pasar por propietarios de la casa que habitaban. Se comenta que la policía inmobiliaria tiene ya casi localizados a los posibles propietarios-arrendadores. Como es lógico, la ley es mucho más dura con el arrendador (propietario rebelde) que con el inquilino (un pobre paria no propietario). En nuestra zona de Burgos no se conocía semejante escándalo desde que fusilaron a los okupas. También están prohibidas las actividades económicas que no estén, directa o indirectamente, vinculadas a lo inmobiliario. Por ejemplo, la policía detuvo el otro día a un par de jóvenes que parecían respetables agentes de la propiedad inmobiliaria. Resulta que tenían un taller de investigación celular en la trastienda de su local.
La liga profesional de fútbol por fin se ha quitado la careta y Barça, Real Madrid, Athletic, Valencia, Sevilla, etcétera, han sido sustituidos por FCC, ACS, Sacyr, Vallehermoso, etcétera, que han montado una liga como Dios manda. Nada que ver con la paletada que había antes, de identidades regionales y estilos futbolísticos diferenciados. La liga, ni que decirlo tengo, la gana un año un equipo de promotores, al siguiente uno de constructores, y así sucesivamente.
Se ha aprobado una normativa medioambiental muy dura que impide que los espacios estén sin entropizar: es obligatorio que estén ocupados por viviendas, industrias, comercio o infraestructuras del tipo que sea. Por ejemplo, en Madrid ya van por la M-2540, que está a unos trescientos kilómetros de la M-30. Casi hemos conseguido que no haya nada que no esté cubierto con cemento. Los jardines de los adosados se han cementado y todos los parques se han convertido en plazas duras por decreto. Las zonas no aptas para la urbanización, aunque no se construya en ellas, al menos se cubren de cemento. Incluso se está debatiendo una ley que va a provocar el cierre de los museos de ciencias naturales y los jardines botánicos. Como el noventa por ciento del suelo ya está urbanizado, se está planteando empezar a construir ciudades en el fondo del mar. No se puede vivir en el fondo del mar, así que serían ciudades solamente para invertir. Y como ya no podemos hacer más AVEs en superficie (por ejemplo de Madrid a Barcelona hay tres, como había polémica se han hecho todos los trazados propuestos y a tomar viento), se están empezando a estudiar los AVEs submarinos que van a conectar las ciudades del fondo del mar. Hay gente muy maligna que dice que esas ciudades submarinas son un sinsentido, pero a mí me parece criticar por criticar, pues esas ciudades submarinas para invertir están hechas con todo detalle, incluso tienen sus polideportivos, colegios y hospitales. No se han equipado por dentro, pues nadie va usarlos, pero sus paredes de hormigón son preciosas.
La población ha quedado reducida a cinco millones de españoles tras las guerras atómicas provocadas por los propietarios de VPO de Andalucía. Lideraron el movimiento abolicionista, y consiguieron su objetivo de descalificar las viviendas protegidas; de hecho, ahora el período máximo de calificación de la Vivienda Protegida está fijado en dos horas. Hay cincuenta millones de ecuatorianos trabajando de paletas, se han seguido construyendo ochocientas mil viviendas anuales (la construcción supone ya el 98% del PIB) y ahora tocamos a unas veinte viviendas por habitante (casi todas vacías, porque como dije son viviendas para invertir, no para vivir).
Esto es lo que en el mundo se conoce y admira como «el milagro español», y es objeto de numerosos estudios y tesis doctorales en el campo de la psiquiatría. Cada año nos visitan miles de estudiosos de la mente humana de todo el mundo. No me extrañaría que muchos de esos científicos se quedasen, porque la verdad es que como en España no se vive en ningún sitio.
Y eso es todo lo que os puedo contar de lo que os espera; voy a ver si cazo unas lagartijas para cenar.
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