
Ilustración de Pep Tur
Última Hora, FDS, 7 de febrero de 2003
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Movilidad viene de móvil.
Antaño, un móvil podía ser cualquier cosa,
desde un asteroide hasta un semoviente.
Ahora mismo, el móvil por antonomasia
es «el móvil», el teléfono móvil.
En los despachos a la antigua usanza había un escritorio, completo con papel, plumas, tintero, sobres, sellos de correos, pesacartas, etcétera. La información viajaba a la misma velocidad que el papel en que estaba escrita. El progreso técnico empezó con el telégrafo.
Después vino la máquina de escribir. Y el papel comenzó a multiplicarse, gracias al papel carbón para las copias. El teléfono convirtió muchas comunicaciones escritas en orales y agilizó muchos trámites. Pero el papeleo volvió por sus fueros con la fotocopiadora. Combinada con el teléfono, se convirtió en el fax.
El ordenador cambió radicalmente el planteamiento. La promesa era suprimir el papel, presentar la información como letras e imágenes en una pantalla y convertir los voluminosos archivos tradicionales en diminutos discos o en memorias de estado sólido. La verdad ha sido que el procesador de textos y la impresora han multiplicado el papel como nunca.
Tal vez la telecomunicación y la informática, es decir la «telemática», qué palabro impresentable, sí terminen con el papeleo. Ahora, los dispositivos de almacenamiento permiten tener en línea cantidades ingentes de información. Las redes de comunicaciones devienen inalámbricas mediante radioenlaces. Y los terminales son cada vez más potentes.
Los primeros ordenadores móviles eran más «transportables» que portátiles. Ahora hemos llegado a los «pocket PC», ordenadores «de bolsillo», y a los «handheld» o «palmtop», ordenadores «de mano» o «de palma». Muchos son también «hip computers», ordenadores «de cadera» que se llevan como una pistola. Son los que nos muestra Arthur C. Clarke en «Imperial Earth», publicado en 1976. Lo curioso del asunto es que está situado en el año 2276… y en el 2003 ya tenemos aparatos sorprendentemente parecidos. Estos equipos se agrupan bajo el nombre genérico de PDA, por Personal Digital Assistant.
Al converger con el móvil (es decir, con el «teléfono» movil) aparece el comunicador. Es un dispositivo que contiene cada vez más elementos del despacho «de toda la vida», y va camino de ser una verdadera oficina portátil. Como tiene teclado permite enviar, recibir y almacenar mensajes cortos, correos electrónicos y faxes de texto. Y cada vez tienen más aplicaciones multimedia.
Así que el trabajador móvil ya no tiene por qué ser el trabajador «automóvil». Muchas cosas se podrán resolver por la calle, sobre la marcha. El futuro es la «informática Martini», «donde estés y a la hora que estés». Y la próxima revolución quizá sea el reconocimiento de voz en máquinas que llevaremos puestas, como un chaleco o unas gafas.
Verne no anticipó estas tecnologías, pero el lema del Capitán Nemo era «Mobilis in mobile»… Ahí queda eso.
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Movilidad…
Movilidad y telecomunicaciones…
Nokia 9210…
Palmtop User (en inglés)…
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