
Vista panorámica de la ciudad de Panamá
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En tanto, modernos criterios geopolíticos prefieren definir a Panamá como “el eslabón” que une a la América del Sur con el resto de las tierras del continente.
Lo cierto es que es la tierra de contrastes étnicos, donde el moreno azafranado, de boca sensual y sonrisa fácil, pasea de la mano de una sonrosada pelinegra exótica, de caderas rotundas. Y donde el chino o el árabe conviven en sus propias colonias.
En cada rincón del istmo, el sol te alcanza con sus trenzas doradas, mientras una plácida brisa arrastra los murmullos ideológicos, al ritmo de melodías con notas de cumbia, salsa y reaguee.
Nido de fogosos polemistas anti-imperialistas y poetas que van desde utilizar las arandelas de la elegancia literaria hasta cultivar la “literatura de lo absurdo”.
Así, el verso ideal suele encontrarse en la obra de Ricardo Miró (1883-1940), máximo exponente de la poesía panameña. Claro ejemplo es su siguiente poesía:
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TUS OJOS
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¿El lago?… ¡Nunca!… El lago no pudiera competir con tus ojos soñadores.
Tus ojos tienen sombras y fulgores:
Son dos lagos al tiempo que una hoguera.
¿El mar?… ¡Tampoco!… El mar tiene ribera
que se llena de pájaros y flores,
y en tus divinos ojos turbadores
se fatiga volando la Quimera…
¿El cielo?… acaso el cielo, por ser cielo,
se atreviera un momento, envanecido,
a asomarse a tus ojos con recelo;
y, ante tus ojos diáfanos y bellos,
vería el mismo cielo, sorprendido,
que falta cielo para verse en ellos.
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Más desenfadado, el poeta César Young Núñez (1934), de ascendencia china y admirador confeso de su colega chileno Nicanor Parra, capitaliza su humor en sus antipoemas.
He aquí uno de ellos:
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POEMA VERTICAL
Me
Coso
Un
Ojo
En
La
Mano
Y
Te
Miro
Tocándote
Sin duda, el estro se materializa en versos que podrían desafiar toda lógica e impactar al lector más glacial.
La imaginería de nuestros escritores acunados al calor del trópico, logra que en lugar de pensativos nos convirtamos en pensadores.
Un cuento corto de Mario Augusto Rodríguez revela un agudo sentido de la observación, que nos obliga a revalorar lo impensado…
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EL ENEMIGO
Recosté el taburete a la pared del portal. Me senté. Esperé. Pasaron los hombres cargando el ataúd. Pregunté:
-¿A quién van a enterrar?
Uno de los acompañantes se detuvo. Contestó:
-Es el cadáver de tu enemigo.
Seguí con la vista el fúnebre cortejo. El grupo dobló la esquina de la calle. Se perdió de vista.
Sentí en los ojos la humedad de las lágrimas.
-¡Dios mío! ¡Dios mío!- sollocé- ¿Qué será de mí sin mi enemigo?
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Sólo el instinto creador podría magnificar hasta a sus enemigos, porque reconoce que las diversas fuerzas son necesarias para mantener el equilibrio en su propio universo.
En igual orden, la cultura y subcultura; las razas y etnias nacionales e internacionales; conforman la nación panameña, que algunos ideólogos consideran como el “puente del mundo y el corazón del universo”.
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Puente de las Américas, sobre el canal de Panamá, en aguas del Océano Pacífico
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