En «eso de la M-30» todo fue sorprendente e inexplicable:
las decisiones de las Administraciones Públicas
en materia de aguas, Patrimonio y Medio Ambiente,
el alucinante desinforme del Consejo de Estado;
el plazo de redacción de los proyectos; los criterios de adjudicación de los pliegos;
las sucesivas modificaciones de las obras; el siempre creciente by-pass sur;
la Mesa de Contratación y su plazo de 24 horas para «justificar las distintas puntuaciones»;
el silencio de tantos; ciertos desvergonzados estudios, informes y artículos, etc., etc., etc.
Pero por encima de todo, lo más sorprendente e inexplicable fue su coste.
Y por paradójico que parezca, es ese coste el que explica todo lo demás…
Nada es comparable a lo que vamos a pagar los madrileños por «eso de la M-30″…
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