Marzo de 2014
Uno de los grandes problemas de nuestra isla
reside en que durante los meses de invierno
la actividad económica se desvanece
y consecuentemente
gran cantidad de los puestos de trabajo
también.
El resultado es un saldo migratorio de residentes al exterior de la isla en busca de otras oportunidades durante el largo invierno que provoca que la actividad económica aún se vea más afectada. Aquellos beneficios generados por personas y empresas son en su mayoría gastados en otras regiones o incluso países. Nos quejamos que no tenemos turistas hasta el quinto mes de cada año pero la realidad refleja que no tenemos ni vuelos para que estos turistas vengan gracias, en parte, a los recortes del Govern balear en los acuerdos de promoción con las aerolíneas.
Pero, ¿y si la solución es crear una demanda interna? Me encuentro inmerso en el desierto de Arizona por motivos laborales, donde existe una actividad económica envidiable. Pero no entiendo una cosa, ¿cómo puede ser que en el desierto exista esta actividad económica y en nuestra isla (que tiene un atractivo y un potencial mayor) no haya nada más que destrucción de empleo?
La respuesta se encuentra en la inducción de demanda interna del sector público: la creación de la Universidad Estatal de Arizona, cuyo impacto ambiental es asumible y cuyos beneficios son infinitos gracias a la creación de trabajos de alto valor añadido.
La dinámica de la ciudad donde me encuentro se forma a partir de la Universidad. Pero ya no se trata solo de actividad económica surgida de lo público: la traslación de la innovación al sector privado crea también altos beneficios y trabajos de alto valor añadido. En Eivissa, los socialistas propusimos en su día la creación de un campus universitario que no hacía falta ni construir ya que uno de los problemas que tenemos es la infrautilización de las infraestructuras públicas.
Se localizaría en Sa Coma, donde existe una extensión suficiente para aglomerar todos los servicios educativos superiores de la isla. Esta Universidad crearía puestos de trabajo de alto valor añadido y podría suponer un atractivo para que nuevos estudiantes e investigadores vengan a nuestra isla. Además, supondría una ventaja para las familias que tienen pocos recursos para enviar a sus hijos a estudiar fuera. Es decir, los beneficios no serían sólo de desestacionalización de la economía, sino también de redistribución de los recursos.
Tenemos que dejar pensar que somos demasiado pequeños o insignificantes en el Estado español. Nuestra aportación de recursos y nuestro crecimiento exponencial de la población demuestran nuestro atractivo y esfuerzo como trabajadores.
No podemos permitir que puestos de trabajo de alto valor añadido como podría ser un cardiólogo, un neurólogo o un cirujano se queden en Mallorca porque al señor Sansaloni le venga en gana. Los expertos de la medicina en Eivissa ya han apuntado la necesidad de crear estas especialidades en el nuevo hospital debido a la población existente. ¿Por qué permitimos que estos profesionales se queden en Mallorca? ¿Nosotros sólo nos quedamos los puestos de trabajo del sector servicios cuyo valor añadido es bajo? ¿Somos sólo la isla de la fiesta? Si queremos desestacionalizar nuestra economía hay que comenzar a pensar en sectores de alto valor añadido.
Luchar para que la sanidad, la investigación y todos aquellos puestos de alto valor añadido se queden en nuestra isla. Sólo de esta forma conseguiremos tener actividad económica durante los meses de invierno y reducir la destrucción de empleo.
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