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Ultima Hora, 14 de julio de 2002

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Recuerdo una anécdota que para reflejar el tema de hoy es bastante apropiada. En un examen de la facultad que aprobaron 20 de 300, al rendirle cuentas de las notas a mi padre, le intentaba justificar mi suspenso con esa estadística, y él muy tranquilamente me dijo: «Toni, te voy a dar tres motivos por los que no me sirve tu argumento: Primero: A mí sólo me importa lo que haces tú y no lo que hace el resto. Segundo: Si alguien aprobó, es que se podía, y tú no lo hiciste. Y el más concluyente, el tercero. Seguro que no estudiaste todo lo que debías y por eso suspendiste».

Contundente, ¿no? Pues algo así, sirve perfectamente para ilustrar la grave crisis turística en la que hemos entrado. Del Notable inicial, la isla ha ido bajado poco a poco hasta el suficiente rascadillo de las últimas temporadas, finalizando en el suspenso actual.

Los ejercicios del presente examen son difíciles para todo el mundo, (Crisis económica planetaria y el 11-S), pero aparte de eso, ¿acaso nos hemos preparado para aprobar? ¿Hemos hecho los deberes? Sin lugar a ningún tipo de duda NO. Durante los años de bonanza nos hemos dedicado a los novillos, a vivir del nombre y a copiar en los exámenes. Y así ya no se supera tan dura prueba.

¿Que de quién es la culpa?, pues de todos evidentemente. Para comenzar, pensemos que las autoridades han permi-tido/ten por acción u omisión ilegalidades, alegalidades, legalidades dudosas, el enorme consumo y tráfico de droga, los aforos incontrolados, los horarios sin límite, la falta de servicios básicos como el taxi, los alquileres ilegales con sus precios abusivos, la inseguridad ciudadana, las malas infraestructuras (carreteras, cruces, electricidad, agua, etc), el ruido ensordecedor por doquier, un urbanismo surrealista y un larguísimo etc. Además, en muchísimos casos, se han tomado decisiones sin importarles para nada el interés general de la población y clientes, para favorecer a poco iluminados intereses particulares y partidistas.

Por otra parte tenemos también a los empresarios, trabajadores y sindicatos cuya codicia ha matado poco a poco la gallina. Buscando el máximo beneficio propio, sin interesarles para nada el coste social y las repercusiones que a medio y largo plazo tendrán. Acordémonos de la ingente cantidad de negocios cutre-salchicheros que se reparten por nuestra geografía, así como la obsesión por la cantidad y no por la calidad.

Añadamos también la falta de especialización, motivación y arraigo de gran parte de la mano de obra. Y para finalizar, unos sindicatos especializados en reclamar derechos a fuerza de morder la mano que les da de comer (no la del empresario, sino la del turista). Recordemos la huelga del transporte y basuras pasadas, por ejemplo y la de hostelería que se prevé.

Afortunadamente, sólo dispongo de 600 palabras para el artículo, y no podré mencionar la enorme cantidad de PUTADAS a nivel individual y colectivo (para no deprimirle a usted) que les hemos hecho (por acción u omisión) a nuestros clientes, y de las que nos vamos a acordar (se lo aseguro), en los próximos años.

El examen es difícil (no lo niego), pero desde luego sin estudiar, es imposible. Este año ya no aprobamos ni llorándole a los mercados emisores con ofertas de última hora. Cuando en Septiembre comience el invierno (elecciones incluidas), a ver si nos ponemos a estudiar y hacer los deberes que si hay varios suspensos consecutivos, nos tendremos que volver a casa y dejar de estudiar.

Quien siembra vientos, recoge tempestades.

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El comentario de Juan Manuel Grijalvo : Examen y oposición 

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