Los Principios de la Guerra
«Los principios de César eran iguales a los de Alejandro y Aníbal:
mantener unidas a las fuerzas;
no quedar vulnerable desde cualquier dirección;
y avanzar rápidamente sobre puntos importantes»
Napoleón
Citado en:
Charles A. Willoughby
«Maneuver in War»
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En todas las operaciones militares la incertidumbre hace acto de aparición. El factor tiempo es crítico. La información puede ser escasa o, por el contrario, en ocasiones puede resultar excesiva. El peligro y la fatiga ejercen su influencia sobre las decisiones, y los problemas imprevistos pueden desbaratar el mejor de los planes. Los errores en un conflicto armado pueden ser irreversibles, puesto que es muy probable que no haya oportunidad de corregirlos.
Para hace frente a esta situación, y tratar de acotar en la medida de lo posible todas las variables que pueden tener influencia en un conflicto armado, los estudiosos del arte de la guerra han efectuado un profundo estudio de la Historia Militar tratando de encontrar una serie de principios básicos que, venciendo el paso del tiempo, hayan marcado el éxito en conflictos pasados y puedan servir también de aplicación o de referencia en cualquier conflicto actual y futuro. Esos principios básicos se conocen con el nombre de “principios de la guerra”, y son los que se relacionan a continuación:
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– Objetivo claro
– Concentración del esfuerzo
– Unidad de Mando
– Libertad de acción
– Economía de fuerzas
– Maniobra o movilidad
– Seguridad
– Flexibilidad
– Sencillez
– Sorpresa
– Voluntad de vencer
– Mantenimiento de la moral
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Ignorar estos principios no lleva forzosamente y automáticamente a un desastre militar, ni su estricta observancia tampoco garantiza el éxito; simplemente indican métodos o formas de actuar que han sido probadas con éxito en el pasado y que hoy sirven de guía.
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Objetivo claro.
Quiere decir que el comandante o la autoridad que ejerce el Mando de la operación militar debe de tener un objetivo bien definido, adecuado para la consecución del propósito que se persigue al entrar en conflicto, proporcionado a los medios de que se dispone, y mantenerse sobre él de forma tenaz para no desviar el esfuerzo hacia objetivos secundarios.
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Concentración del esfuerzo.
El significado de este principio es dirigir el máximo esfuerzo sobre el punto crítico en el momento adecuado. Se conjugan aquí tres cosas: la situación, el factor tiempo y el factor espacio. Para Napoleón el arte de la guerra era en esencia “ser más fuerte en el punto en que se ataca o se es atacado, aunque la totalidad de las fuerzas del adversario sea superior a las nuestras”. El principal obstáculo que encontraremos a la aplicación del principio de concentración del esfuerzo provendrá del atractivo que constituyen los objetivos secundarios, que tenderán a desviar nuestra atención llevándonos a la dispersión de objetivos y por ende a la dispersión del esfuerzo.
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Unidad de Mando.
Significa que la responsabilidad de la operación militar debe recaer siempre en un solo jefe, en una sola autoridad, en una sola persona. Solo así se puede garantizar la consecución de los demás principios: la concentración de fuerzas, la economía de fuerzas, objetivo único…
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Libertad de Acción.
Se define como la libre facultad para decidir, preparar y ejecutar los planes previstos, pese a la voluntad y actuación del adversario.
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Economía de Fuerzas.
Significa que hay que tratar de aplicar el esfuerzo principal a la consecución del objetivo principal (Principio del objetivo claro o primer objetivo), limitando los recursos aplicados a objetivos secundarios, aunque esto implique aceptar ciertos riesgos. Este principio tiene su raíz en el hecho de que los recursos y los medios disponibles, en la mayoría de los casos, serán insuficientes.
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Movilidad Estratégica o Maniobra.
El fin de la maniobra o movilidad estratégica es conseguir la concentración de esfuerzos por medio de movimientos o acciones oportunos en tiempo y lugar, al objeto de lograr una situación favorable con respecto al adversario.
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Seguridad.
Este principio quiere decir que se debe de evitar que la acción del adversario plantee una situación tal que pueda afectar al éxito de nuestra operación, por perdida de la capacidad de maniobra o libertad de acción. No se trata simplemente de que el adversario pueda llegar a conocer nuestros planes, sino de la interferencia que pueda oponer a nuestras acciones y a nuestra libertad de maniobra. Como se puede observar está relacionado con el principio de maniobra o movilidad estratégica, solo que en este caso lo que se pretende es limitar la libertad de maniobra del adversario.
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Sencillez.
Una de las particularidades de las grandes organizaciones, como es el caso de los ejércitos, es que un número muy elevado de personas, con información limitada, tiene que llevar a la práctica los planes que una pequeña minoría, con un mayor conocimiento de la situación, ha trazado. Existe entonces el enorme riesgo de que los ejecutores malinterpreten, o no entiendan, lo que se espera de ellos y el plan inicial, por brillante que sea, termine en un estrepitoso fracaso. La Historia militar está llena de ejemplos. Por ello, los planes deben ser sencillos, las acciones a ejecutar deben ser sencillas, las órdenes deben ser sencillas… En definitiva: debe primar siempre la sencillez.
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Flexibilidad.
Otro de los principios de la guerra es el de la flexibilidad. Entendiendo por tal, la capacidad de adaptarse rápidamente a cualquier cambio de la situación. Es muy conocida la máxima del mundo militar que dice que: “No hay plan por bueno que sea que aguante un minuto de contacto con el adversario”. Así es. La interacción con un adversario hace que la situación esté en continuo cambio, por ello… y siempre teniendo en mente el fin que se persigue… tanto los planes, como su aplicación sobre el terreno, deben de tener en cuenta el principio de la flexibilidad.
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Sorpresa.
Consiste en crear situaciones inesperadas y peligrosas para el adversario, frente a las que no pueda reaccionar en tiempo oportuno. Para conseguir la sorpresa es necesario que se cumplan dos condiciones: el secreto de la preparación de la operación y la rapidez en la ejecución. Lo que a su vez lleva implícito la aplicación de los principios de seguridad y movilidad estratégica o maniobra. La sorpresa puede ser técnica, mediante la utilización de nuevos medios; o táctica, mediante la variación en la forma de empleo de medios ya conocidos.
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Voluntad de Vencer (Will).
La voluntad de vencer implica fe en el triunfo, tenacidad para alcanzarlo y empuje en la ejecución. Se define la como la entereza moral para tratar de imponer la propia voluntad al adversario en cualquier situación, por desfavorable que esta sea. En el mundo militar, sin voluntad de vencer no hay posibilidad de éxito. Los anglosajones la denominan “Will”.
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Mantenimiento de la Moral – Liderazgo.
El mantenimiento de la moral está reconocido en el mundo militar como el factor de mayor importancia en la guerra. Para otras personas, a veces resulta difícil de entender por qué es así; pero lo es. El principio del mantenimiento de la moral está directamente relacionado con el liderazgo, entendiéndolo, en su faceta más sencilla, como la capacidad de un jefe para definir un objetivo, cohesionar a un grupo de personas y hacer que ese grupo alcance dicho objetivo. La moral – liderazgo abarca la voluntad de las personas para colaborar constantemente al objeto de lograr un propósito común.
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Según el mariscal de campo británico Sir William Slim:
«La moral/liderazgo tiene ciertos fundamentos los cuales son, en orden de importancia: espirituales, intelectuales y materiales… Debe haber un objetivo trascendente y noble: el logro del mismo debe ser vital; el método logrado para lograrlo debe ser activo. El soldado debe convencerse de que es posible alcanzar el objeto, también debe percibir que él forma parte de una organización eficiente, capaz de alcanzarlo; y debe tener confianza en sus líderes, contando con la seguridad de que ellos no menospreciarán los peligros y apuros que él quizás tenga que sufrir. El hombre debe creer que sus comandantes y el ejército lo tratarán en forma justa y equitativa; debe recibir, en la mayor medida posible, las armas y equipo más adecuados para el logro de su misión; se debe optimizar las condiciones en que vive y trabaja».
William Slim, Defeat into Victory
Editorial McKay, New York, 1961
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Finalmente, repetir de nuevo al lector que los principios que aquí se recogen son herramientas que han elaborado los intelectuales del arte de la guerra para facilitar el éxito, a la vez que minimizar las probabilidades de derrota. Su aplicación no garantiza el éxito, pero no puede producir más que efectos positivos y nunca perjudiciales.