
Referente al artículo «Un parking submarino» (Enero 2004), y al fragmento:
«En cuanto al «teleférico a la Catedral», está claro que el otro extremo de la línea habría de ir a un gran «parking» de superficie. Las escaleras mecánicas tienen el mismo inconveniente. Mi propuesta es hacer ascensores desde el castillo y otros puntos de nuestra acrópolis hasta una estación subterránea de la red nueva de transporte público»,
siempre he pensado que Dalt Vila guarda un asombroso parecido con el castillo-fortaleza de Hohensalzburg.
Salvando, lógicamente, las distancias, y lo digo porque, para subir al castillo se hace mediante un ascensor-cremallera, pegado a la montaña, con un impacto visual mínimo y que proporciona un servicio cuando menos imprescindible. No he conseguido encontrar una vista del ascensor-cremallera pero me parece recordar que está en el lateral derecho de la fotografía anterior. Esta solución es una más que aportar al eterno problema del desarrollo de los gemelos en las piernas de los peatones que suben diariamente a Dalt Vila.
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Movilidad – Dalt Vila…
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