3 de Febrero de 2014

Como decíamos ayer, uno de los problemas que hallamos en el trasfondo de todo cuando buscamos soluciones es una resistencia generalizada a formar grupos. Esto se da mucho entre la población local y, curiosamente, también entre los forasteros. Uno esperaría que fuesen más propensos a juntarse con sus paisanos, pero no suele ser así.

Tal vez las razones sean económicas. La imagen que proyectan estas islas tan pequeñas hacia el exterior tiene un componente de «Jauja»… Aquí se gana mucho dinero. Como todos los tópicos, tiene una parte de verdad. Pero, si lo cuantificamos, yo diría que aquí se gana el doble que en la Península, pero se trabaja el triple y se gasta cuatro veces más.

Me explico. Supongamos que usted vive en Villanueva del Pardillo, tiene un pequeño capital y está en disposición de cambiar de aires. En Semana Santa decide venirse a las Pitiusas y poner un bar. Lo primero que tiene que hacer es buscar un sitio para dormir bajo techo. Los alquileres no son baratos, y tendrá que inmovilizar un dinero en la fianza. Lo segundo es conseguir un coche, porque no podrá moverse en autobús. Aparcarlo será otro problema. Bien… encuentra usted un local adecuado para su bar, pero el alquiler no será barato y la fianza será otro mordisco a su menguado peculio. Luego vienen las tasas municipales. Decorar, amueblar, comprar licores… todo a los precios de aquí… hace bajar aún más el saldo de su cuenta bancaria. Por fin contrata el personal, abre las puertas…. y las tiene que cerrar a primero de Julio, porque el bar no ha hecho suficiente caja para cubrir los gastos y ya no puede pagar el alquiler, los sueldos, la Seguridad Social…

El resultado neto del viaje es que los dueños de los inmuebles, las numerosas administraciones públicas y los proveedores se han quedado con su dinero. Para ellos, esto sí es Jauja, y seguirá siendo Jauja mientras sigan viniendo pardillos.

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