Juan Manuel Grijalvo - Los que cuentan
Marzo de 2003
¿Qué pinta la "Republic of Spain" en estas cosas? Pues no lo sé. El señor Blair ha mandado tropas. Lo único que ha puesto el señor Aznar en el negocio es un poco de solidaridad moral. No ha enviado la Armada Invencible, ni los Tercios de Flandes, ni siquiera al Capitán Trueno. Sólo han ido los sucesores militares de Juan Grijalvo Valdeón, que fue sanitario cuando la guerra y cloraba el agua que habían de beber los moros que trajo Franco con unas pastillas. Así y todo, los sospechosos habituales han apedreado las sedes del PP. Y también a sus militantes, cuyas reacciones han sido un ejercicio de libro de "doublethink", doblepensar. De cómo creer al mismo tiempo una cosa y la contraria. Se han acostumbrado a no tener ideas propias. Ese apoyo tan teórico que ha dado el señor Aznar a esa guerra tan discutible era una decisión soberana del señor Aznar y por lo tanto, de su exclusiva responsabilidad. Ellos practican la "obediencia debida" al jefe. Cuando les dice usted que el asentimiento explícito o tácito a dicho apoyo moral los convierte en el brazo político de un grupo armado muy violento que hace guerras "humanitarias", tira bombas "inteligentes" y llama "daños colaterales" a los muertos que va dejando en las cunetas del camino, le miran con cara de incredulidad... ¿Quiénes, nosotros? Pero si somos las víctimas de los verdugos de ETA... Y se quedan ahí, atrapados entre la necesidad de "vender" una fachada exterior monolítica y unas contradicciones internas crecientes. Me ha helado el espíritu el espectáculo pavoroso que dio su grupo parlamentario, votando con una disciplina digna de mejor causa mociones que han de ser un sapo para la conciencia de muchos de ellos. Franco tenía uno o dos procuradores excéntricos que daban la nota un poco y a veces en aquellas Cortes tan "sui generis". Aquí, "prietas las filas"... El señor Aznar no ha consentido ni eso. Lo sorprendente es que sabe lo que es escaparse por poco de morir en una explosión. Ahora acepta sin manías que un misil sea un argumento legítimo en un debate. Aunque una de las partes resulte ser una dictadura muy poco civilizada, el ser humano que se supone que hay dentro del señor Aznar debería ser más remiso a resolver el asunto a bombazos. La razón es que quiere estar entre "los que cuentan". ¿Los que cuentan qué? Pues muy sencillo: cuando el señor González se retiró, vinieron a buscarlo para que entrase en los circuitos internacionales de conferenciantes de lujo. Son los que cuentan su vida en las universidades privadas, ante un selecto público de futuros miembros de las élites. El señor González se quedó con la boca abierta cuando le dijeron a cuánto ascenderían sus honorarios. Otros habituales son Mrs. Thatcher, el señor Gorbachov y... Mr. Clinton, que aún debe mucho dinero al ejército de abogados que reclutó para, bueno, para aquello. Los paga así. Ahora, el señor Aznar también quiere estar entre "los que cuentan". Pues tal vez se trate de eso mismo, de contar su vida... y de contar el dinero que le darán a cambio. Probablemente le hace falta para pagar la boda de su hija. Aquel convite desorbitado ya pudo ser una operación de imagen para esa futura carrera de conferenciante. Y la "minicumbre" de Lage sólo será una fecha más en su "curriculum". El señor Aznar pudo haber pasado a la Historia como otro mediocre Presidente de la "Republic of Spain", manchado de chapapote. Prefiere cambiar esa primogenitura por un plato de lentejas. En este país, las lentejas se suelen guisar con... chorizo. La raíz del mal es el culto al becerro de oro. Ojalá me equivoque. |
La raíz del mal es el culto al becerro de oro...