Paquita Ribas Ribas - Yo sí fui a la excursión
Presidenta de la APIMA del Instituto Algarb
Sant Jordi, noviembre de 2006
El pasado domingo participé en una excursión a pie por la zona de las obras de la autovía del aeropuerto. Empiezo así porque un señor, encargado de las obras y muy desagradable, que no conozco, me hizo varias fotos y le quiero facilitar el trabajo de archivo.
Como miembro de la Asociación de Padres y Madres del Instituto Algarb me interesaba especialmente la parte del recorrido por donde deben andar nuestros jóvenes todos los días para ir al centro, lo que la conselleria llama «carriles seguros», y después de usarlos no puedo entender por qué los llaman así.
Desde que se iniciaron las obras de la autovía y se destruyeron los accesos (aceras y semáforo), los padres y madres del instituto hemos solicitado una alternativa segura durante el desarrollo de las obras. Independientemente de que dichas obras nos parezcan mejor o peor, lo que nadie nos puede negar es que antes de destruir un acceso se debe prever otro alternativo hasta la finalización de las obras. Una cosa que es tan sencilla y lógica no se cumple ahora, ni tampoco se cumplía el curso pasado. En una reunión con los técnicos y políticos nos pidieron que aguantásemos hasta el inicio curso actual y se han reído de nosotros. Actualmente los chicos y chicas que se desplazan andando desde la zona de Playa de'n Bossa, Can Sifre y Cas Serres (o sea, los que cruzaban por el semáforo de la carretera del aeropuerto) se juegan la vida a diario y a nadie parece importarle.
Este recorrido a pie me ha servido para darme cuenta de la situación. Si a mí me ha servido, quizás sería bueno que quienes han bautizado los accesos como «seguros» los utilizasen alguna vez o por lo menos observasen a los jóvenes andando por esos carriles, a ver qué les parecía.
La palabra «seguridad» parece como si tuviera diferentes significados, pero a mí sólo me enseñaron uno.
A quien corresponda: ¿cuánto tiempo piensan que podemos aguantar? ¿Qué les hemos hecho los habitantes de Sant Jordi? Sólo pedimos sentido común.
Fotos de Juan Manuel Grijalvo