Juan Manuel Grijalvo - Esparta
(Ilustración de Pep Tur - pendiente)
(Ultima Hora, FDS, 12 de septiembre de 2003)
Ya sabe usted que en Esparta se regían por las leyes de Licurgo. La primera norma: si un chiquillo nacía enclenque, lo despeñaban desde el monte Taigeto. Otro detalle curioso es que, a partir de cierta edad, no les daban de comer. Tenían que alimentarse por sus propios medios. Por ejemplo, robando. Si se dejaban atrapar, eran severamente castigados. El objetivo de la maniobra era que sobrevivieran los más aptos, creando más o menos artificialmente un entorno muy duro. Entrenados desde la infancia en las tácticas de la guerra de guerrillas, eran soldados formidables que ganaron la hegemonía sobre toda Grecia con relativa facilidad.
Aquí y ahora, hay fuertes incentivos para que vengan inmigrantes extranjeros. Es mejor trabajar eventualmente en Eivissa que ser funcionario fijo en un país donde el Estado no paga el sueldo a los empleados públicos. De entrada, los forasteros que llegan a este país ya suelen ser bastante duros. Han de ser valientes para dejar atrás una situación que, por mala que sea, es familiar y conocida. Muchísimos de ellos tienen un nivel cultural alto o muy alto, según nuestros criterios de comparación. Cifras cantan: hablan tres o cuatro idiomas, tienen estudios superiores y en su país eran como mínimo de clase media. Los pobres-pobres, por lo general, no tienen dinero para costearse el viaje. Ni una probabilidad aceptable de abrirse camino por aquí. Con frecuencia han vendido, o malvendido, su patrimonio para resistir los primeros meses aquí, pagando los precios de aquí. Eso equivale a quemar las naves: no tienen a dónde regresar.
Cuando llegan se topan con un entorno muy duro. Los que tienen títulos universitarios encuentran dificultades y demoras larguísimas para convalidarlos. Sin "papeles", no pueden ejercer legalmente sus profesiones. Tendrán que sobrevivir ilegalmente durante tres o cuatro años. Se llevarán todas las trompadas, y se volverán crustáceos o coriáceos. Eso depende de que sólo se les forme un caparazón externo o se les endurezca todo el cuerpo, el corazón... y la mente: todo es mental.
Estamos creando, más o menos artificialmente, unos grupos sociales acostumbrados a vivir de espaldas a las leyes, a no pagar impuestos y a esquivar a las autoridades sin problema moral alguno. En este campo de cultivo está creciendo de todo, porque potencia todas las capacidades y aptitudes humanas: las buenas, las malas y... las peores.
Los romanos resolvían sus problemas de escasez de mano de obra agrícola importando esclavos procedentes de guerras... que se hacían precisamente porque había demanda de esclavos en los mercados romanos. Parece un sistema poco civilizado de enfocar un asunto económico, pero a veces me pregunto si lo que está ocurriendo aquí y ahora es o no un verdadero progreso moral.
La raíz del mal es el culto al becerro de oro.